Por: Luis Alfonso Albarrín Palomino
De acuerdo con las estadísticas emanadas del Instituto de Medicina Legal, las transgresiones físicas y sicológicas contra los padres de familia y los adultos mayores han mantenido una participación del total de éstas, durante la última década con más de 1000 casos reportados anualmente, para lo cual esta clase violencia se constituye en un acto único o repetido que causa daño o sufrimiento a una persona de edad, o la falta de medidas apropiadas para evitarlo, que se produce en una relación basada en la confianza. Estas afectaciones pueden adoptar diversas formas, como el maltrato físico, emocional o sexual, y el abuso de confianza en cuestiones económicas.
Nos debemos preguntar cuáles son los factores que inciden para que las nuevas generaciones presenten un proceso degradante en sus comportamientos irracionales en medio de la pandemia agresiva que está soportando la sociedad. No respetan las medidas restrictivas impuestas por las autoridades gubernamentales. Se enfrentan a la Fuerza Pública cuando son llamados al orden. Participan en fiestas, en piques de motos, irrespetan las normas de tránsito, no cumplen con los protocolos de bioseguridad, entre otros, convirtiéndose en los principales agentes transmisores de este virus mortal, afectando a los miembros de sus familias. Muy preocupante.
La carencia de valores se puede observar en todas las clases sociales, desde el más rico hasta el más pobre y entre estos están la perdida de respeto a la autoridad, la impuntualidad, la descortesía, la agresividad, la discriminación, etc. Nunca los valores fueron tan mudables, tan dependientes de intereses extraños a las cosas mismas, sujetos a modas y caprichos imprevisibles.
Entre las causas que han llevado a la pérdida de valores encontramos: la desintegración y los conflictos familiares; los divorcios; la situación económica; deserción escolar; desobediencia; drogadicción, entre otros tantos factores que han acabado con los valores en el país y han dejado como consecuencia: surgimiento de estos comportamientos detestables en las nuevas generaciones: bandas, prostitución; embarazos prematuros y no deseados; robos; transculturación; abortos en jóvenes a temprana edad; relaciones sexuales promiscuas, entre otros.
El hombre de hoy contempla en su conciencia un gran vacío de valores, por lo que no es posible separar la crisis de valores de la crisis social. Los cambios sociales acaecidos en el último cuarto de siglo son tan radicales que se puede hablar de una metamorfosis social y cultural. Entre los mejores regalos que pueden hacer los padres a sus hijos figura el amor incondicional y los valores que estos empleen para regir la vida de aquella persona, que en un futuro serán el hombre o la mujer de una sociedad.