A través de la historia, la navegación a vela durante el comercio oceánico del período colonial, tres siglos después de Colón, fue la forma más peligrosa de transporte jamás imaginada. Además de los naufragios, estaban los ataques de piratas, las malas condiciones alimentarías y sanitarias, las epidemias y los fraudes en la construcción de las embarcaciones que hacían de la navegación de altura, una actividad en donde se podía encontrar la muerte fácilmente. Era muy factible pues, que un barco sobreviviera a todas las dificultades del mar; pero muchas veces terminaba bajo la mira de un cañón de un barco pirata, que sólo ofrecía dos opciones: entregar el barco o combatir hasta la muerte sin importar el precio que tuviera que pagarse.
Algunos hallazgos han permitido evidenciar las numerosas relaciones que existieron entre los barcos hundidos y los puertos marítimos localizados en la costa Caribe colombiana. Estos accidentes no sólo fueron producto de las causas ambientales sino también, el resultado de una actividad mercantilista intensa por nombrar sólo una, pues, el simple hecho de aventurarse al mar respondió a necesidades de diferente índole. Por tal motivo es destacable la labor realizada por la Armada Nacional, que con la actualización de sus equipos tecnológicos han podido detectar algunos hallazgos de estos barcos que sufragaron durante la época colonial. Así, los naufragios marítimos coloniales ocurridos en el mar Caribe fueron sucesos con importantes repercusiones sociales y económicas pocas veces analizadas por las ciencias humanas en Colombia.
En los dos nuevos hallazgos se encontraron dos naves, cerca al Galeón San José, en los cuales se detectaron un importante material arqueológico y tesoros de la época colonial, como lingotes de oro, monedas que eran el soporte del intercambio comercial de esos tiempos y otros utensilios de valor. Es claro que las naves naufragadas con sus artefactos y estructuras son indicativos de hechos aparentemente aislados en lugares específicos y, además, reflejan las actividades que se desarrollaban entre varios continentes o entre diferentes áreas de un mismo territorio.
Por lo tanto, cualquier acercamiento a los restos de estas embarcaciones coloniales, debe considerarse para un profundo análisis e interpretación de todos estos aspectos para no realizar conjeturas apresuradas que conduzcan a identificar los métodos utilizados por los españoles, para expoliar a las tribus residentes en el territorio colombiano y de los demás países vecinos. Con ello, se conocen los elementos del pasado sumergido, que se convierten en evidencia material de las actividades humanas que son susceptibles de ser investigadas e interpretadas por parte de científicos sociales, como los arqueólogos. Igualmente, se demuestra cómo en el desproporcionado afán por recuperar las cargas de los barcos hundidos, en Colombia, se han financiado expediciones, otorgando permisos de exploración y promulgado leyes, sin que pareciese claro el fin cultural de dichas empresas.