POR: Alfonso Vélez Jaramillo
La campaña presidencial, que por fortuna termina este domingo, ha sido una de las deplorables y trágicas de los últimos años para la democracia y, especialmente para el periodismo colombiano, muy lamentable.
Hablo del periodismo informativo, llámese radio, televisión, prensa hablada, escrita y televisiva exclusivamente de información, la que informa, la que debe tener los dos diferentes puntos de vista.
No hablo del periodismo de opinión, que estudia, propone, presenta y fija posiciones frente a las situaciones o temas que desea destacar, porque esa es su misión, tengan razón o no, según los géneros del periodismo.
Y utilizo el término trágica, porque es adversa y da tristeza ver colegas, especialmente de los canales de televisión y la radio nacional, camuflando las noticias y disfrazando de imparciales informes que muestra o tapan la verdad como si la gente no se diera cuenta. Esto es vergonzoso, peor su insolidaridad con los colegas.
Si el periodista presenta y da su opinión, es admirable y es más claro y respetuoso de su audiencia, pero si la disimula, está encubriendo y timando la verdadera intención que debe ser clara y, da la impresión de estar sirviéndole a intereses particulares, y ese es el pecado. No importa cuál sea su motivación.
Interpretan de manera sesgadas las encuestas, tratan de taparle y suavizarles “las embarradas” a los candidatos, es decir, perdieron la objetividad que hizo grande y caracterizaba al periodismo colombiano, uno de los mejores del continente.
Mucho tiene que ver la influencia y las condiciones de los propietarios de los monopolios y pongo como ejemplo al candidato Rodolfo, que tiene el apoyo abierto de los medios y de los dueños de los medios, porque representa el continuismo que los colombianos tienen como misión derrotar.
Hernández, ha demostrado ser patán en toda la expresión de la palabra, que no respeta credo ni creencia religiosa, política o la opinión de alguien, que maltrata a la mujer, que tiene un palabreo ofensivo con todos.
Es decir, que no respeta a nadie, que posa de ser honrado y niega estar sub judice e investigado en procesos penales, que si no es presidente, le va quedar muy difícil maquinarlos para resolverlos a su favor.
Tuvo la suerte de que “Fico”, el candidato Plan B del uribismo, (el Plan A era Zuluaga) tampoco pegó.
Lógicamente que el antipetrismo del Centro Democrático le votó para salvar la papeleta, razón por la que llegó segundo a la segunda vuelta con Gustavo Petro, que sí estaba calculado en todos los sondeos de opinión.
El candidato Hernández, no tiene méritos, ni el conocimiento que se requiere como persona, como ser humano, ni la formación para llevar las riendas administrativas de un país tan complejo como Colombia, con no pocas idiosincrasias en sus regiones.
Ni mucho menos la personalidad ni la serenidad para simbolizar y encarnar la unidad nacional, es decir, si llegase a ganar no estará legitimado para ser nuestro presidente y seguro nos dará vergüenza ajena ante la comunidad internacional cuando comience a embarrarla con sus impertinencias.
CONTRA LOS PERIODISTAS
Hernández, además de todo lo anterior, ha tratado mal a muchas personas y no se salvan los periodistas, que es nuestro tema, cree que está tratando a sus subalternos, a quienes regaña como peones y ofende “porque la Ley me la meto por el culo”.
Qué tal una decisión legal, que comprometa la responsabilidad del Estado en manos del infausto Hernández.
Me impresiona, cómo los colegas son insolidarios en una situación tan aberrante como la protagonizada contra los periodistas de la Radio Nacional, a quienes en plena entrevista censuró de ‘petristas’ y los señaló de hacer ‘preguntas estúpidas’.
«Rodolfo Hernández es hostil y estigmatiza a la prensa. Durante la entrevista, los periodistas le cuestionaron algunas de las propuestas de su plan de gobierno.
Como respuesta, Hernández les atacó diciendo que eran defensores de la burocracia, que lo tergiversaban y que eran “petristas», denunció la FLIP, la Fundación para la Libertad de Prensa.
Es mejor ponerse colorado un momento y no pálido en los próximos cuatro años, si gana este indescriptible señor.
Sin ser petrista, ni trabajar con esa campaña, ni mucho menos ser “castro chavista” ni guerrillero, como denominan los uribistas a todo el que no comulgue con sus actividades, voy a votar por Petro.
Gustavo Petro, ha demostrado capacidad como alcalde de Bogotá, de tener la cabeza llena de conocimiento sobre la realidad del país. Usted vote por quien quiera, pero respetemos a los demás, la libertad es el baluarte de una democracia. Dios bendiga a nuestro país y respetemos los resultados.
