Diario del Huila

Entre pactos y perdones

Jun 25, 2022

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Amadeo González Triviño

Los resultados electorales sorprendieron a más de uno. Muy pocos tenían la certeza de que el cambio era inminente y la francachela mediática y toda esa parafernalia propia de la politiquería especialmente en la provincia, en las pequeñas parcelas de los politiqueros en Colombia, se desgañitó por presagiarnos la continuación de los mandatos de siempre y el caos a que nos hemos acostumbrado. En últimas la ciudad capital, Bogotá, con su voto de opinión y la cercanía y el reconocimiento del ganador, terminaron por ser decisivos para generar el potencial electoral requerido a último momento.

Hoy en día se busca y se pretende un Pacto Nacional, se hace urgente una revisión integral de las formas y métodos de hacer política a la que nos hemos acostumbrado. Pero quedan experiencias muy duras, muy dolorosas y es difícil encontrar ese sendero del perdón que tanto se demanda y que en últimas es muy costoso, muy personal y quizá, es imposible de ofrecer cuando se conocen en todos los rincones de la patria, tanto de unos y de otros, ese comportamiento violento, transgresor y de desprestigio de aquellas formas de lucha por el poder que tanto se ha perpetuado en la historia universal.

Ahora se nos viene una reiteración y un resurgir entre los odios, los rencores, las envidias y la desconfianza pública en todo proceso de cambio, y quizá por eso muchos pactos no se logren consolidar, muchos acuerdos se rompan por esa premisa de hegemonía que se pretende o que se quiere imponer y que no es de recibo o que no se ve con buenos ojos, cuando hay dirigentes políticos que se han movilizado a lo largo de la historia colombiana, de un bando a otro, o que terminan por crear sospechas o generar dudas sobre el verdadero papel que ocupan en estos momentos.

Son decepciones, son angustias, son situaciones que comienzan a proyectarse frente al panorama político y sin lugar a dudas no era equivocada la opinión de una entrevistada cuando advertía que, de darse un cambio en la selección de nuestro nuevo presidente, se repetirían los actos de marchas, reclamaciones y paros que ya se han vivido y han dejado tristes y profundas huellas en el entramado social al que pertenecemos. Pero olvidaba aquella profesional, como lo han olvidado muchos, que esta polarización social y humana es la misma y se repite en la historia política en Colombia, gane quien gane, buscará a toda hora y en todo momento, desprestigiar el gobierno, enlodar la marcha de los cambios, cambios que sin lugar a dudas, implica sacrificios y por consiguiente ha de exigir mucha calma, por cuanto de lo contrario, se desbordarán las comunidades y éstas alebrestadas por sus dirigentes, sin importar el rumbo de la patria, nos llevarán de nuevo a la confrontación, a la hecatombe y a la debacle social.

Se espera mesura en el elegido, no es hora de repetir el camino de la barbarie, no es fácil reponer el dolor y la tristeza generada en muchas familias, no es posible que de la noche a la mañana, la economía pueda alcanzar un respiro, más que una mera expectativa que algún día, puede que llegue, pero mientras los ciudadanos, mientras los colombianos no aprendamos a respetar al otro, no aprendamos a mirar y enfrentar nuestra realidad, dentro del término de una familia que se construye con el ejemplo y con los sacrificios y donde todo es de todos, será difícil, será imposible perseguir u obtener una luz de esperanza, que es lo único que nos queda. 

No podemos desconocer las experiencias de nuestros pueblos latinoamericanos en estos momentos y por tanto, no podemos bajar la guardia en perseguir y exigir a toda hora y en todo momento, un poco de paz, de libertad, de conciencia ciudadana, para que algún día, podamos vivir en confraternidad, en armonía, donde los principios humanísticos de solidaridad, de apoyo y de respeto, sean la base esencial de la convivencia, sin renunciar a perseguir a los delincuentes, a los corruptos, incluso a los mismos funcionarios públicos que perdieron la ética y la razón de ser del servicio al cual están o han sido convocados y que se haga ese juicio de responsabilidad histórica a quienes han sido generadores de toda clase de vejámenes y de atentados contra la dignidad humana y contra la sociedad misma. Sin perdón y sin olvido.

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