Álvaro Hernando Cardona González
Con ocasión de las lecciones que por este año terminan, seguramente muchos lectores al leer el título de esta columna pensarán que hablaremos de politiquería. Pues no, nos negamos a tratar sobre esa parte de los seres humanos que son lo que ahora está de moda en llamar “la dinámica política”. Pero es sólo politiquera. Vamos hablar de otros seres vivos, no humanos, y esta vez sólo de la fauna, es decir del “conjunto de los animales de un país, región o medio determinados”.
Colombia es el segundo país con mayor biodiversidad en el mundo con 54.870 especies entre animales vertebrados, invertebrados, plantas y vegetales; es la biota nacional. Pero muchas de estas especies están amenazadas. Concretamente, el aprovechamiento de la fauna silvestre o de sus productos, debe hacerse observando las disposiciones del Decreto Ley 2811 de 1974 que es nuestro Código Nacional de Recursos Naturales y el decreto reglamentario 1608 DE 1978, que hoy, junto con otros, está recogido en el Decreto Único Reglamentario del Sector Ambiente y Desarrollo Sostenible.
De acuerdo con la World Wildlife Fund-WWF (en español, el Fondo Mundial para la Naturaleza) una de las organizaciones líderes en conservación en el planeta, son cinco las acciones fundamentales para conservar la vida silvestre. Las hemos puesto en orden lógico para nuestros lectores: 1. Planificación participativa: que es el diseño, concebido de manera participativa, de estrategias de manejo y recuperación de la fauna. 2. Conservación in situ: estrategia, claro, incluida en la planificación, para preservar los ecosistemas y en especial la fauna en su estado natural, para permitir la presencia de especies y el desarrollo de las características distintivas de cada elemento dentro del ecosistema. 3. Conservación ex situ: es una forma de reincorporar especies que han sido previamente extraídas de sus hábitats naturales. Ocurre particularmente con animales que son entregados de manera voluntaria o que hayan sido decomisadas de las redes de tráfico ilegal. 4. Fortalecimiento institucional:
Es importante que se cuente con personal formado en la conservación de especies y que, asimismo, este esté amparado por instituciones públicas y privadas que prioricen los objetivos de conservación de las áreas estratégicas de conservación. 5. Educación ambiental:
Se necesita contar con comunidades informadas que comprendan la importancia y las bondades de la conservación de la vida silvestre y de sus hábitats. Esta debe ser transversal. Incluso, analizándolo despacio, esta debería ser previa a la planificación con participación.
Creemos que existen otras acciones. Incluso, la jurídica, que no sólo es actualizar la normatividad, sino aplicarla: justicia ambiental.
