Por Luis Alfonso Albarracín
Los colombianos recibimos durante este fin de semana tres noticias económicas que amenazan seriamente el futuro de su bienestar, dada la actual crisis social y financiera que están soportando por los factores endógenos y exógenos que presenta actualmente su entorno. La determinación de subir la tasa de intervención de la tasa de interés al 7,5%, se convierte en una estocada mortal al proceso de recuperación de la dinámica económica, después de soportar el más crudo confinamiento provocado por el Covid y el estallido social ocurrido el año anterior. Los cambios en el nivel de la tasa de interés de intervención se transmiten casi de inmediato a las tasas de interés de corto plazo a las cuales se prestan dinero los intermediarios financieros, y después de un tiempo, a las tasas de interés de captación y de colocación del sistema financiero. Esto significa que influye en la remuneración a nuestros ahorros en la banca (tasa de captación) y en el costo de los créditos que solicitamos a estas mismas entidades (tasa de colocación).
También es cierto que esta medida, pues, es parte de uno de sus objetivos centrales del Emisor, como lo es mantener controlada la inflación, hoy por fuera del rango meta de entre 2 y 4 por ciento, así como las expectativas de los analistas de un mayor aumento en el indicador de la variación de los precios al consumidor, que apunta al 9,57 por ciento en junio. Se estima que ese impacto podría tardar entre 6 y 8 meses, pero es un efecto que se presenta de manera progresiva en todos los segmentos del crédito: consumo, hipotecario, vehículo, comercial, microcrédito y tarjetas de crédito, entre otros, pero no en iguales proporciones. Así coinciden la mayoría de los medios de comunicación del país, tal determinación.
Otros tragos amargos, que debemos tomarnos es el relacionado con el precio del dólar que se disparó al superar la barrera de los 4.200 pesos. La divisa norteamericana alcanza otro récord histórico en el mercado interbancario colombiano. En las primeras operaciones de la última jornada cambiaria hábil de la presente semana,la divisa estadounidense alcanza ya un máximo de 4.205 pesos, un precio no visto hasta ahora, aunque en promedio dicha moneda se transa a un valor promedio de 4.193 pesos, 42 pesos por encima de la tasa representativa del mercado (TRM) vigente para hoy de 4.151,21 pesos.
La expresión popular, una tormenta perfecta, se aplica a una situación en la que conjugan circunstancias, episodios o noticias que agravan una coyuntura social, política o económica determinada, y es lo que le está pasando a la economía colombiana, al terminar el primer semestre del año, cuando se puede proyectar una inflación de dos dígitos (hoy en 9,23% anualizada); una tasa de interés del Emisor al sector financiero de 7,5%, y si sigue subiendo un punto cada mes y una devaluación acentuada en lo corrido del año de 16%, que ha llevado al dólar a valer más de $4.200 y con una tasa de inflación elevada, podemos afirmar que junto con el aumento de los precios de los combustibles, decretada por el gobierno el viernes anterior, se convierten en un desmadre, porque generando un completo desequilibrio en los objetivos macroeconómicos del país.