Por: Luis Alfonso Albarracín
La economía colombiana se encuentra bastante lesionada por los fenómenos que están alterando sus indicadores, ocasionados por factores exógenos y endógenos que están golpeando a los bolsillos de las familias en nuestro territorio. Los vientos de incertidumbre que rodea la dinámica productiva del país hacen repensar al gobierno entrante y obliga al equipo económico a ser más creativos e innovadores para formular su accionar gubernamental que conduzca a entrar senderos que equilibren las finanzas públicas sin afectar a los sectores más vulnerables del país. Las autoridades monetarias deben evitar subiendo las tasas de interés con el sofisma de controlar la inflación. Nos han hecho creer que producto de la alta demanda interna de los agentes económicos, es la causa que origina el alza sucesiva de precios. Es una falacia. Es una mentira, así digan lo contrario los integrantes de la Junta Directiva del Banco de la República que quieren llegar a fin de año, con una tasa de intervención del 10%, afectando considerablemente la reactivación de la economía. Es una estocada fatal.
Igualmente, no se pueden seguir esquilmando los bolsillos de los colombianos, incrementando los precios de los combustibles. Somos productores de crudo y también somos autosuficientes. El precio internacional del barril de petróleo brent ha empezado a disminuir en los mercados internacionales. No es justo que las familias colombianas paguen los platos rotos de la mala administración de este recurso natural por parte de Ecopetrol, que solo busca fortalecerse financieramente y favorecer a sus accionistas.
Igualmente, una desaceleración global, están llevando a la economía colombiana hacia una encrucijada que requiere de acciones contundentes que permitan mitigar los efectos negativos de esta coyuntura internacional. Durante las últimas tres semanas, la divisa se ha incrementado en $450 pesos, por dichos factores y por el anuncio de la nefasta reforma tributaria que piensa presentar el gobierno entrante, para recaudar 75 billones de pesos, considerada la peor en la historia de la república. Este anuncio, está generando una incertidumbre económica, porque a la fecha no se ha definido exactamente el contenido de esta reforma, lo cual está generando que se presente una desconfianza en el sector empresarial y en la inversión extranjera, para continuar con sus proyectos de expansión durante el próximo cuatrienio, así digan lo contrario los integrantes del equipo económico del presidente electo.
Es indispensable que el nuevo ministro de Hacienda, José Antonio Ocampo, genere confianza en el sector productivo, definiendo las reglas de juego en materia económica que se van a implementar en el gobierno del presidente electo Gustavo Petro. Hay que generar certidumbres para evitar la distorsión que se ha venido ventilando a través de trinos y mensajes mal intencionados que buscan desvirtuar su plan de trabajo. Consideramos que no podemos ser irresponsables, generando un ambiente de pánico, antes que se posesione el gobierno electo con todo su equipo de trabajo.