Luis Humberto Tovar Trujillo
No soy de quienes, a primera vista, como en Primera Linea, quisieran ubicarse, sin serlo, o al menos esos son sus antecedentes, elogiando el discurso del nuevo presidente, como equilibrado, esperanzador, y otros adjetivos.
Parto del principio de la prudencia, pero una prudencia con tendencia a la incredulidad, sobre los buenos deseos e intenciones, supuestamente involucradas en el discurso del gobernante en su posesión.
Muchas expresiones deliberadamente tendenciosas, conociendo el personaje, y a quienes están detrás de él; hasta el momento.
Todo ese entorno, su entorno, es corrupción y narcotráfico.
Indignado se debe sentir el pueblo colombiano, cuando los amigos, amigos de verdad, del nuevo gobernante, son los corruptos y el narcotráfico; siempre lo han sido.
Sobre la corrupción, hay muchos episodios de la vida del amnistiado, y hasta recientemente que no han sido explicados, de una parte, y de otra, las altas cortes cooptadas, le han protegido a priori, hasta sin investigar, porque anuncian que ha llegado el mesías.
Más grave aún, cuando en unión con el narcotráfico, hicieron de la mejor corte suprema, esa sí, suprema, por su sabiduría y pulcritud, el holocausto más grande de la historia de nuestro país.
De ahí para acá, que entre el diablo y escoja, y efectivamente entró el diablo y escogió.
Sobre el narcotráfico, antes que solidarizarse con el pueblo colombiano, y muchos otros paises, siempre ha guardado silencio, y recurre a todo “argumento” inválido, para salvaguardar sus finanzas, hasta llegar a la dirección del Estado, y desde luego, antes que perseguirlo, lo promueve e invita, como ave en el desierto, al resto del mundo, a la lucha contra el consumo, dejando de lado la producción, y la comercialización del mismo.
Luchas a medias para verdades a medias. Si en Venezuela se enriquecieron con el petróleo, en Colombia, lo van a hacer con el narcotráfico, ahí si a vivir sabroso, pero dentro de los mas absurdos niveles de delincuencia, que genera la corrupción y el narcotráfico.
Razón tenían quienes hasta en la academia sosteníamos que, la constitución del 91 estaba infestada de narcotráfico, con solo mirar sus antecedentes, y los escándalos sucedidos, por injerencias del narcoterrorismo en la construcción de esa carta de navegación política, que hoy nos rige desafortunadamente.
Los anuncios y premoniciones hasta ahora, que no me invitan a ser optimista, como otros de esa nueva línea que están apareciendo extrañamente, y sin observar los antecedentes del mesías, me sorprenden y me motivan a no creer positivamente en el futuro, distinto al horror de la corrupción y el narcotráfico. Delincuencia pura y dura. Ojalá no sigamos al ciego.