Mientras en Europa y Norteamérica, se están presentando altas temperaturas, que desde hace décadas no se veían con sus consecuencias fatales en el bienestar de sus habitantes y los daños inmensos que han sufrido en la infraestructura productiva, en Colombia, están ocurriendo unos fenómenos climatológicos bastantes desequilibrados. En algunas regiones, no cesa de llover y por otro lado, el aumento de las oleadas de calor han vuelto a generar pánico en algunas ciudades del país. Especialmente en nuestro departamento, siguen las intensas lluvias y los días se han convertido en calurosos, que han obligado a las familias huilenses a mejorar su protección permanente.
Somos conscientes que la humanidad está asistiendo a las diferentes transformaciones que está presentando el clima. Ha sido producto del progresivo cambio climático, que se está reflejando durante esta época. Se están generando grandes procesos desestabilizadores en la dinámica económica y en el bienestar de sus habitantes. El uso masivo del carbón y de los hidrocarburos como combustibles para generar energía eléctrica y para el uso en la locomoción, están creando grandes desequilibrios en el medio ambiente. Es indispensable que los países empiecen a cambiar estos usos industriales y enfocarlos para la producción de bienes sustentables. Esta decisión debe contribuir a crear unas expectativas favorables para disminuir las emisiones de efecto invernadero. Aunque Colombia, solo emite apenas el 0,02% del dióxido de carbono (CO2) al planeta, las familias deben contribuir con una aplicación de una cultura ambiental para contrarrestar en mínima parte a mejorar las condiciones ambientales de éste. Toda Latinoamérica y el caribe produce el 4,5%, de acuerdo con cifras publicadas por el Banco Mundial. Por tal motivo, no son válidas las expresiones del alto gobierno, que vamos a salvar el cambio climático al mundo, si dejamos de producir petróleo y gas. Absurdo.
El medio ambiente se encuentra en serios problemas para conservar su equilibrio, producto de los drásticos daños sufridos, que han sido causados por la industrialización y el crecimiento demográfico inadecuado, lo cual ha generado un temor generalizado entre nosotros, porque se encuentra en vilo el bienestar actual y el de las próximas generaciones. Tales son los casos que se están presentando. Los pavorosos incendios forestales, acompañados de fallecimientos, y destrucción en España, California y otros territorios, donde están ocurriendo eventos más inestables y extremos del clima. Estos incendios son otro campanazo de alerta para que políticos, empresarios y ciudadanos emprendan con seriedad las acciones por el clima, especialmente en las potencias mundiales, donde por años se le ha restado importancia al cambio climático. La agricultura y la ganadería, tal como las conocemos hoy, están pasándonos factura y hacen falta transformaciones profundas en áreas como la gestión de los suelos, la producción de alimentos y las dietas de las personas.