Mucha gente quisiera trabajar menos y disfrutar más, tener más dinero para viajar, estar con su familia, compartir con los amigos y esos son algunos de los objetivos del proyecto de ley que aprobó esta semana la Cámara de Representantes que reduce por seis horas la jornada laboral; de 48 a 42 horas a la semana.
La medida, que fue propuesta por el exsenador Álvaro Uribe, cuando todavía era parte del Congreso de la República, contempla ahora que la jornada laboral semanal se reduzca de manera progresiva y no de una sola vez y precisa que el salario de los trabajadores no se verá afectado.
Sin embargo, aunque suene muy positivo, de confirmarse su aprobación podría convertirse en un arma de doble filo, tanto para los trabajadores como para los empresarios.
Aunque los mayores beneficiados serían los trabajadores, esto solo aplicaría para quienes ya se encuentran con un contrato laboral formal, pero posteriores contrataciones podrían llevar a pagar sobre las horas trabajadas o incrementar la informalidad.
Por el lado de los empresarios, que junto al mismo gobierno nacional, no estuvieron de acuerdo con la propuesta, consideran que no es momento para este tipo de reformas al Código Laboral, teniendo en cuenta la crisis económica generada por la pandemia del covid-19 y los bloqueos con ocasión de las protestas.
Y es que además de incrementar los costos, esto obligaría a que se tenga que contratar personal para suplir las horas reducidas, por lo que la premisa con que se vendió el proyecto de “más productividad para las empresas y mejor calidad de vida para los trabajadores”, en la práctica podría convertirse en una ‘pesadilla’, que podría obligar a algunas empresas a cerrar, reducir personal y por consiguiente seguir sumando en las ya altas cifras de desempleo.
Cuando entre en vigencia la ley, los trabajadores que trabajen a partir de la hora 41 de la semana deberán recibir el correspondiente pago de extras, lo que además sumaría en el valor de las prestaciones sociales, que deberá cancelar el empleador.
Aunque los promotores del proyecto se basaron en que según la Ocde, la organización de países ricos en que terminó metida Colombia, las horas laborales son menos, entonces había que estar a la par de ellos, pero al parecer no tuvieron en cuenta que las condiciones económicas de nuestro país no se comparan con los países miembros de este ‘club’.
Finalmente, dentro de las muchas críticas que ha recibido la disminución de las horas laborales está que es un proyecto populista y además contradice las políticas en materia laboral que adelantó el promotor de la iniciativa en su momento.