Parapeto
Julio Bahamon Vanegas
¿A un demócrata que respeta la constitución y las leyes de la república?, ¿o a un déspota con ínfulas mesiánicas empeñado en volver trizas al país? Lamentablemente Gustavo Petro no ha finalizado de hacer su campaña electoral por la presidencia, con la que soñó desde que era un pinche soldado de la guerrillerada del M-19, para que se dedique de tiempo completo a gobernar y se olvide de sus épocas en que su único oficio era el de subvertir el orden legal de nuestra nación. A esa conclusión hemos llegado a raíz de lo que sucedió en las marchas que se llevaron a cabo los días 14 y 15 de febrero en el país. Recordemos que la sociedad civil había convocado la protesta para el 14 de febrero, pero Petro, muy a su estilo, anuncio la de sus áulicos para el mismo día, impidiendo la protesta legal de cientos de miles de colombianos hartos con su estilo de gobernar y sus descabelladas reformas al estado.
La que convoco el gobierno dentro de su propuesta inédita de “socializar” en las calles sus reformas a la salud, la de pensiones, la laboral y demás despropósitos legislativos, le salió el tiro por la culata. Mediocres manifestaciones de los empleados oficiales obligados a salir a marchar. Al día siguiente, las que fueron convocadas por los ciudadanos inconformes con las tales reformas de tinte comunistas resultaron todo un éxito. En número doblaron a la de los simpatizantes del gobierno.
De otro lado, la publicación de la última encuesta de Datexco que le da al gobierno apenas un porcentaje de favorabilidad del 36%, puso el dedo en la llaga y lo saco de casillas.
Lo que no ha analizado el señor de las cárceles del pueblo, porque hay que recordar que primero mantuvo al pueblo preso en las famosas cárceles de las que fue su director, es que contra él votamos 10.8 millones de colombianos que no queríamos que fuera el presidente de esta nación. Y el tiempo nos ha dado la razón: Su estilo demagogo lo ha copiado de otras naciones como La Argentina, Chile, Bolivia, Brasil, Ecuador en la era de Rafael Correa, Perú y Venezuela. Y También de las pataletas de Donald Trump en los EE. UU. Y por allá, en lo más profundo de su conciencia, de las chifladuras de Adolfo Hitler con las que llevo al planeta, en la segunda guerra mundial, al holocausto y muerte de 50 millones de personas.
Lo digo porque ya estamos cansados de que, a todo momento Petro nos mantenga el alma en vilo con amenazas que rayan en nubarrones de un gobierno autoritario con tintes de dictadura. Así, clarito lo afirmo. Fue lo que le escuche en su discurso “del balcón” como lo bautizo la periodista María Isabel Rueda. Se porto como un decadente “DUCE, al estilo de Benito Mussolini, Capo del gobierno, o Fundador del Imperio, una especie en extinción de “nuevo Guía de la república Social Colombiana”. ¡Pare ahí señor presidente!
Está jugando con candela presidente Petro. Por qué no quiere entender usted, ¿que las mayorías de este país hoy no las tiene?; que esas mayorías que ya no tiene usted, no aceptan que su gobierno quiera desconocer al congreso de Colombia, a las leyes de la república y a su constitución política, instituciones que usted juro respetar el pasado 7 de agosto. Cumpla con su juramento presidente Petro, permita que las instituciones funcionen dentro de la legalidad, sin presiones ni amenazas. ¿Después de todo lo que se conoce del gobierno nacional, será que el Dr Rodrigo Villalba se anima a ser el candidato para la gobernación del Pacto Histórico? ¿Los unirá? Antes de hacerlo, yo lo pensaría.