Ha llegado el momento deseado por la sociedad colombiana, que busca a través de los medios democráticos el cambio de rumbo del país, que se encuentra atravesando un momento histórico muy complejo, dada la actual coyuntura política que se ha polarizado con unos niveles de intensidad muy desagradables y lesivos para el bienestar de las familias colombianas, como nunca se había visto en épocas preelectorales. Lo decíamos anteriormente en otros editoriales publicados por esta tribuna de opinión del surcolombiano, que los medios de comunicación y las diferentes organizaciones gremiales, impulsaron el desarrollo de debates políticos con la participación de los aspirantes presidenciales, con el fin de conocer su pensamiento frente a las diferentes problemáticas que presenta el país. Pero la opinión pública que ha tenido la oportunidad de identificar los planteamientos que han esbozado los candidatos que buscan afianzar su credibilidad ante sus simpatizantes, no han logrado cumplir con su eficacia. Desafortunadamente la indisciplina de los participantes y en muchas ocasiones con la anuencia de los que dirigen los debates, se convirtieron en confrontaciones ideológicas y peor aún, se enrostraron sus antecedentes, desvirtuando el objetivo sano de estos encuentros.
El domingo 29 de mayo, la sociedad colombiana pasará factura a través de las urnas, por todos esos desbordamientos. Esa es la democracia. La invitación es a votar temprano y con disciplina. Respetemos a los contrarios. No podemos seguir alimentando esos odios. Debemos tener madurez política. Nadie es dueño de la verdad política. Bajémonos del bus. Colombia vive una de las más profundas crisis sociales, económicas y políticas del siglo y para ello necesitamos lideres políticos que tengan en su cabeza, todas las problemáticas que la aquejan. Necesitamos grandes soluciones a deficiencias que presenta el bienestar general de las familias colombianas. Con ideologías arcaicas, con soberbia y arrogancia, no se pueden conjurar estas crisis. Se necesita sensatez, respeto y capacidad de trabajar en equipos con mentalidades diferentes para abordar las soluciones de fondo. El dolor, el hambre y las necesidades, no tienen color político. Así lo afirmaban nuestros ancestros.
Llegó la hora de la verdad. La invitación desde esta tribuna es salir a defender la democracia colombiana. Elegiremos al nuevo primer mandatario de los colombianos. No nos podemos equivocar. Vivimos un momento histórico muy asediado por sectores extremistas. No alimentemos los odios, ni las formas inamistosas, que colocan en serios aprietos los lazos de amistad que durante décadas hemos construido con nuestros amigos y familiares. No vale la pena. Ganen los que ganen, el próximo lunes debemos seguir con el trasegar diario de nuestras vidas. Tenemos una gran responsabilidad con nuestro sufragio. No podemos equivocarnos. La democracia, no la violencia, ha de ser el camino para que los reclamos los atienda el nuevo presidente de los colombianos y si tienen el respaldo debido, se traduzcan en reformas.