Todos los productores del sector agropecuario en el país se encuentran atravesando momentos difíciles por la intensa sequía y oleadas de calor que se están generando producto del fenómeno del niño. Cuando el invierno es intenso, la floración se cae de las matas. Y cuando tenemos fenómenos climáticos como el que actualmente está presentando el territorio nacional, vemos con mucha preocupación que escasea el agua y, por ende, la producción se disminuye, y con ello, la escalada alcista empieza a manifestarse en los centros de distribución. Salen afectados los cultivadores y los consumidores. Los gremios de la producción así lo expresan y los medios de comunicación coinciden en la difusión de esta tragedia que presenta la economía colombiana. Además, la emergencia golpea con severidad a la ganadería que se ve afectada en su producción de carne y leche. De acuerdo con cifras de Fedegán, desde principios de diciembre pasado se reportan pérdidas por más de 122.000 millones de pesos. En cuanto a la producción de leche, la caída ha sido de 1,8 millones de litros diarios en los últimos 45 días. Cultivos como la papa, las frutas y las hortalizas, arroz, plátano, entre otros, están experimentando ya afectaciones que reclaman un plan de respuesta del Gobierno Nacional que blinde a los consumidores de subidas drásticas de precios.
Porque junto con los días despejados y calurosos que favorecen sin duda algunas actividades recreativas, vienen la disminución del caudal de los ríos, la escasez de agua y alimento para las especies. También, el humo de las quemas y sus riesgos para la salud y la disminución en la productividad de los cultivos, que golpea duramente el bolsillo, entre muchas otras consecuencias. Este intenso verano es un adelanto de lo que viene en materia de fenómenos climáticos extremos ya vendrá La Niña con sus lluvias, y Colombia es uno de los países que con mayor rigor van a sentir estas consecuencias de la crisis climática. No es momento de confrontaciones políticas e ideológicas absurdas. Hay necesidad que ante este panorama sea necesario hacer un llamado para que la respuesta de las entidades nacionales y regionales se dé bajo las pautas y los protocolos técnicos existentes, y blindada de cualquier enfrentamiento ideológico.
Se sospechaba, y se pudo comprobar científicamente y a ciencia cierta: 2023 fue el año más caluroso de la historia. El promedio de la temperatura de la superficie terrestre a lo largo de los 12 meses que acaban de concluir estuvo 1,48 grados por encima de la media mundial desde 1850. Estamos viviendo momentos difíciles con el clima. Están por llegar los más difíciles, como lo pronostican las organizaciones meteorológicas y específicamente el Ideam. Debemos estar preparados. Esto no es un juego. Está de por medio la supervivencia de los seres vivos en Colombia.
