Por: Luis Humberto Tovar Trujillo
No se trata de dar consejos. Sencillamente de dar una opinión, humildemente desde luego, pero con la más absoluta transparencia, y pensando en el futuro político del Huila, y de quienes seguimos incondicionalmente a Rodrigo Lara en su aspiración a la gobernación como lo hicimos en las mismas condiciones en su periplo hacia la vicepresidencia de Colombia recientemente.
A Lara le fue excelentemente bien, como alcalde de Neiva; como ejecutivo, como administrador de la cosa pública; como ejecutor del presupuesto público, honesto, transparente, fiel reflejo de su cuna, en fin, con todos los argumentos y condiciones para seguir en la vida pública, pese a reciente infortunios electorales, pero antes que menguar sus condiciones, lo fortalecen y lo hacen un guerrero hacia nuevas contiendas.
Su fortaleza mental, sus condiciones de excelente profesional de la medicina, lo estudioso, y aplicado en el cumplimiento de sus deberes, excelente referente ciudadano, buen padre de familia, amante de la familia como núcleo fundamental de la sociedad, lo hacen merecedor a continuar como líder no solamente de quienes lo acompañamos en sus batallas políticas, sino también de quienes que aunque no lo acompañaron recientemente, en el futuro entenderán, que hubo, y hay mejores especímenes humanos, para llevarnos a instancias superiores de nuestro proceso ciudadano.
No lo veo, y lo digo absolutamente desprevenido de cualquier interés personal o político, por creer que no es la asamblea del Huila, el escenario natural para él; son otros los escenarios, y ya probados, para lucir su sapiencia en la cosa pública; por muchas razones, pero especialmente porque pese a estar dotado de excelentes condiciones, no es la asamblea departamental su escenario para brillar con luz propia; es la dirección de las entidades territoriales su escenarios; creo sinceramente que, su decisión amparada en la constitución, de hacer parte de la duma departamental, no es un escenario, repito para él, por el funcionamiento mismo de la corporación, por esa mezquindad política de la misma, máxime cuando el entorno político que se avecina, depende de redomados politiqueros de oficio, que lo someterán a sus propios vicios, con un gobierno nacional que también será mezquino con el Huila, que lo considera el nido de futuras generaciones, que se han enquistado en una dirigencia sometida a un liderazgo vicioso y frustrante.
Su futuro será empezar la nueva campaña a la dirección de nuestro departamento, con un liderazgo remozado y sapiente.