Aníbal Charry González
El director del Departamento Nacional de Planeación (DNP) Jorge Iván González, con relación al Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 “Colombia Potencia Mundial de la Vida”, recientemente presentado al Congreso para su aprobación, expresaba la filosofía de este instrumento vital para lograr el verdadero desarrollo de los pueblos y la función eficaz que debían cumplir los congresistas en beneficio de sus regiones, precisó atinadamente: “…pero cuando hablamos con unas bancadas hablan de hacer una escuela rural en este punto y no en el otro, y no es como solucionamos el acceso a la educación rural.
Con este Plan por lo menos hicimos la denuncia: cómo con la riqueza ambiental que tenemos, hay gente tan pobre, por qué una de las regiones con mayor precipitación pluvial en el mundo no tiene acueductos, como se explica que el Magdalena medio haya sacado petróleo durante 100 años y sigue con gente pobre. Congreso y mala reputación suelen ser casi sinónimos en la vida diaria colombiana. Esta especie de correlación es mala de entrada, pero es un poco peor si se piensa que este Congreso tendrá que decidir asuntos de gran calado con efectos para 10, 20 o 30 años”.
Esta advertencia que hace el director del DNP, resulta plenamente válida para los congresistas en la aprobación del PND, con el fin de que producto del nocivo y pervertidor clientelismo politiquero no piensen como siempre se ha hecho con mezquindad en las próximas elecciones, sino en las próximas generaciones para que tengamos auténtico desarrollo, lo cual es muy pertinente para nuestros congresistas regionales que ahora tienen la responsabilidad histórica de atender el clamor manifestado en los diálogos de las regiones pensando en grande, frente a la miopía secular que hemos tenido de nuestra dirigencia política, pensando en pequeño para reclamar canonjías y prebendas del Estado para mantener su vigencia política.
Esta es la oportunidad histórica como lo he dicho de los congresistas del Huila para rectificar el desviado rumbo de su accionar, frente al ambicioso plan de desarrollo ajustado en más de 1.100 billones y así lograr desarrollo real para nuestra empobrecida, atrasada y politiquera región, aprovechando que ahora hemos recuperado vocería en el Senado con Carlos Julio González Villa quien ha manifestado que liderará la conformación de la bancada Surcolombiana que tenemos que saludar para hacerse sentir en el orden nacional, de la mano por supuesto de nuestros 4 representantes, que sirva para concretar por fin obras grandes como la salida al Atlántico y al Pacífico por vía férrea que no fue posible habiendo sido prometida en el gobierno de Uribe por la incuria y mezquindad de nuestros congresistas, y lo que sería una auténtica maravilla para el desarrollo y la competitividad de la región centro sur: hacer realidad el aeropuerto internacional de carga identificado ante las autoridades aeronáuticas como SKGZ en el abandonado aeropuerto de la Jagua del municipio de Altamira que beneficiaría al Huila, Caquetá, Putumayo, Cauca, Nariño y sur del Meta y del Tolima. Eso sí sería pensar en grande para el desarrollo regional.