En la última semana, tres casos significativos de participación juvenil en actividades delictivas han encendido las alarmas en el Huila. Los hechos, ocurridos en Neiva, Pitalito y Campoalegre, no solo reflejan un preocupante incremento de menores de 18 años implicados en actos ilícitos, sino que también exponen un problema social que exige respuestas inmediatas y coordinadas.
DIARIO DEL HUILA, INFORME
POR: ALEJANDRO POLANCO
En departamento ha sido escenario de una serie de hechos que han puesto en evidencia una preocupante tendencia: el aumento de la participación juvenil en actividades delictivas. Casos ocurridos en Neiva, Pitalito y Campoalegre han encendido las alarmas no solo por la implicación de menores, sino por el tipo de crímenes que están cometiendo. Estos eventos reflejan una creciente complejidad en las actividades delictivas y una alarmante tendencia de los jóvenes a involucrarse en bandas organizadas, una situación que pone de manifiesto una crisis social y de seguridad que exige atención.
Los “Pirañas” de Neiva
Uno de los casos más recientes que ha acaparado la atención de la opinión pública en Neiva es la desarticulación de un grupo delictivo conocido como los “Pirañas”. Este grupo estaba compuesto mayoritariamente por jóvenes de 18 años, pero lo más inquietante es que varios de los involucrados tenían antecedentes de crímenes previos desde su adolescencia. La banda se dedicaba al robo de motocicletas y al asalto a establecimientos comerciales, utilizando la violencia como principal herramienta de intimidación.
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Lo que diferencia a este grupo de otros más comunes es su nivel de organización y su modus operandi. Los “Pirañas” no solo operaban de manera individual, sino que trabajaban en equipo, lo que les permitía actuar con mayor rapidez y eficacia. La forma en que estos jóvenes son reclutados por bandas criminales, en muchos casos, responde a una estrategia calculada: los grupos delictivos explotan la vulnerabilidad de estos menores y jóvenes adultos, quienes muchas veces provienen de contextos sociales desfavorecidos y con pocas oportunidades laborales.
Extorsión juvenil en Pitalito
En Pitalito, otro caso preocupante involucra a dos jóvenes de 14 y 17 años que extorsionaban a motociclistas. Los jóvenes, al parecer, contactaron a la víctima mediante mensajes telefónicos, exigiéndole una suma de 2 millones de pesos a cambio de devolverle la moto. Esta modalidad de extorsión, donde los victimarios se aprovechan de la vulnerabilidad de las personas, ha generado gran preocupación, ya que son menores quienes están involucrados en estos delitos graves.
La víctima, tras recibir la amenaza, acordó una cita con los jóvenes para entregarles el dinero exigido. El lugar de encuentro fue una panadería en el barrio Antonio Nariño, donde los adolescentes fueron detenidos tras recibir el pago. Tras su aprehensión, los menores fueron enviados a un centro de internamiento preventivo, enfrentando cargos por extorsión. Este caso subraya una preocupante tendencia en el involucramiento de menores en actividades delictivas de alto impacto.
Homicida en Campoalegre a los 17 años
En Campoalegre, el caso de un joven de 18 años acusado de homicidio ha dejado atónita a la comunidad, conocido como ‘Upa’, fue aprehendido, por su presunta responsabilidad en el homicidio de Liseth Cruz Tovar, ocurrido el 27 de enero en el barrio Ferro. Durante un allanamiento en la madrugada de este viernes 15 de noviembre, se hallaron pruebas que vinculan al sospechoso con otros delitos, entre ellos un arma de fuego y una motocicleta robada. La captura fue posible gracias a labores de inteligencia que confirmaron que el joven había regresado a la casa de sus padres, luego de evadir a las autoridades utilizando diversas viviendas.
Este joven, quien se cree cometió el homicidio cuando era menor de edad, también está siendo investigado por su posible participación en otros hechos criminales en municipios cercanos. La motocicleta y el arma recuperadas serán sometidas a pruebas para determinar su vinculación con otros delitos en la región. El acusado fue presentado ante la Fiscalía de Infancia y Adolescencia y se le aplicó una medida de internamiento preventivo mientras continúan las investigaciones.
Las cifras de 2024: Una tendencia que alarma
A la fecha, y con corte al 15 de noviembre de 2024, las autoridades en el Huila han detenido a 138 menores de edad involucrados en diversos delitos. Entre los delitos más comunes se encuentran el hurto a personas, con 19 menores detenidos, y el tráfico de estupefacientes, con 26 casos. Sin embargo, lo que más llama la atención es el aumento de menores detenidos por extorsión (6) y homicidio (4), lo que sugiere que la naturaleza de los delitos cometidos por los jóvenes está cambiando.
En 2023, la cifra total de capturas de menores fue de 145, pero en 2024 ya se ha registrado un aumento en los delitos de mayor gravedad, como los homicidios y las extorsiones. Este cambio en las cifras refleja una tendencia preocupante, donde los jóvenes no solo están involucrados en delitos menores, sino que se están integrando a estructuras más organizadas y cometiendo delitos mucho más graves. Es evidente que el crimen juvenil en Huila está en ascenso, y las autoridades deben actuar con urgencia para contrarrestar esta situación.
Factores que alimentan la delincuencia juvenil
El creciente involucramiento de menores en el crimen organizado no es un fenómeno aislado, y en gran medida es producto de una combinación de factores sociales, económicos y familiares. La falta de acceso a educación de calidad y a oportunidades laborales son factores que empujan a los jóvenes hacia el crimen. En muchos casos, los jóvenes que se ven privados de oportunidades ven en la delincuencia una vía de escape o una forma de conseguir dinero rápidamente.
Además, la descomposición familiar y la falta de apoyo emocional y psicológico también juegan un papel clave en la vinculación de los menores con el crimen. Los jóvenes, especialmente aquellos provenientes de hogares disfuncionales, están más expuestos a ser reclutados por bandas criminales que ofrecen una falsa sensación de pertenencia y apoyo.
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La pobreza, la exclusión social y la falta de espacios de esparcimiento seguro también son factores que impulsan a muchos menores a caer en actividades delictivas. Los grupos criminales aprovechan estas carencias para captar a jóvenes vulnerables, que ven en ellos una oportunidad para salir de su situación, aunque sea a costa de su futuro.
La necesidad de actuar
El alarmante panorama de delincuencia juvenil en el Huila exige una respuesta rápida y coordinada que involucre no solo a las autoridades, sino también a la sociedad en su conjunto. Es fundamental que se refuercen los programas de prevención del delito y que se generen oportunidades reales para los jóvenes en situación de vulnerabilidad. La educación y la capacitación laboral deben ser prioritarias para evitar que los jóvenes vean en el crimen una opción atractiva.
Además, es crucial que las familias y la comunidad en general jueguen un papel más activo en la formación y protección de los menores. La prevención es una tarea colectiva, y no debe recaer únicamente en las instituciones del Estado. El apoyo familiar, la orientación psicológica y el acceso a actividades recreativas son herramientas que pueden evitar que los jóvenes caigan en el crimen.