La columna de Toño
Por P. Toño Parra Segura – padremanuelantonio@hotmail.com
El próximo Domingo con la festividad de Cristo Rey concluye el ciclo C del año Litúrgico, que no coincide con el final del año civil que es el 31 de Diciembre.
En este Domingo 33 del tiempo ordinario, el mensaje es sobre el «Día del Señor» que nos predijo ya el profeta Malaquías desde hace siglos.
Sabemos que el día del Señor son todos los días, pero aquí se refiere al final de las cosas y de los hombres. Veamos los puntos claves del mensaje.
Destrucción del templo de Jerusalén símbolo de la religiosidad judía, que era considerada como la señal de la ruptura de la alianza. Signos de la naturaleza y aparición de falsos profetas. Avisos de advertencia amorosa sobre la espera del final.
Sabemos que Lucas escribió su evangelio después del año 70 D.C. y así hace la distinción entre la destrucción de la ciudad y el fin del mundo, utilizando los anuncios e imágenes de los profetas Miqueas, Jeremías y Ezequiel.
Como los judíos no creyeron en el Mesías, su símbolo religioso será destruido como realmente aconteció y todavía se ven sus ruinas en la Jerusalén actual.
Para los fieles perseverantes, «Brillará el sol de la justicia que les traerá la salud» (Mal. 3,20). El tiempo del final de las cosas nadie lo sabe «solamente el Padre y aquel a quien el Padre se lo quiera revelar.»
Habrá sin embargo signos monitores: falsos profetas usurpadores del nombre de Cristo, guerras entre los pueblos, acontecimientos físicos en la naturaleza y persecuciones de toda índole, divisiones en las familias, traición de los amigos y deserciones de muchos.
Y finalmente las advertencias amorosas de quien quiere que sus seguidores no teman nada. Estar alerta, no seguir a los falsos profetas, ni a los anunciadores prematuros del fin del mundo, el Señor les dará fortaleza a sus fieles si son perseverantes en la fe.
Hoy tenemos toda clase de signos que los debemos aprovechar para tomar las precauciones necesarias. Proliferación de pastores falsos, autoenviados y con lenguaje clonado del catolicismo, que utilizan recetas y cadenas falsas, aprovechan la ingenuidad de la gente para despistar a los incautos. El Señor lo dice en el evangelio de hoy: »No se vayan detrás de ellos.»
Hay otros despistados aún dentro de la iglesia que anuncian el fin del mundo cada año, que aprovechan las devociones marianas para interpretar mal hasta los secretos de Fátima. El fin del mundo nadie lo sabe y a ninguno se le ha comunicado. Hay hechos de la naturaleza como el actual invierno que son naturales lo mismo los terremotos y flagelos físicos. ¿Cuántos años ha vivido el mundo la cultura de la muerte con el sacrificio de tantos inocentes?
Nos pide la palabra estar atentos, perseverar y esforzarnos en todo sentido como lo afirma Pablo hoy: «El que no trabaje que no coma». Las alertas son necesarias y la mejor es la amarilla: paremos en el camino, miremos hacia adelante y confiemos con alegría en el Señor que vendrá en su día a hacer justicia. «Solamente el que persevere hasta el fin se salvará.»
