La calidad de la carne que se consume en Colombia está bajo alerta debido al incremento de actividades ilegales como el sacrificio clandestino, el abigeato y el carneo, que están impactando seriamente la cadena de valor cárnica. Un estudio reciente de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegán) revela que, en 2023, mientras las plantas de beneficio formal procesaron 3,1 millones de bovinos, los mataderos ilegales despostaron 1,7 millones de animales en condiciones insalubres, poniendo en riesgo la salud de los consumidores.
La situación es preocupante, ya que el sacrificio clandestino representa entre el 40% y el 45% del sacrificio formal en el país, según el Consejo Nacional de Cadena Cárnica. Esto significa que un alto porcentaje de la carne que llega al mercado proviene de canales no regulados, donde no se cumplen las mínimas normas sanitarias, afectando no solo la calidad de la carne, sino también la salud pública de los colombianos que la consumen sin saber su procedencia.
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El informe de Fedegán también detalla que este tipo de actividades ilegales se han intensificado debido al deterioro de la seguridad en las zonas rurales del país, lo cual ha facilitado la operación de mataderos piratas y el tráfico de carne en condiciones que no cumplen con los estándares establecidos por las autoridades sanitarias. Estos productos llegan a los consumidores a precios más bajos, pero con un alto riesgo de contaminación y enfermedades.
José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, ha alertado sobre las cifras alarmantes que se registran en relación con el abigeato, el robo de ganado y el carneo en fincas ganaderas, calificando estas actividades como “una bomba de tiempo” que afecta no solo a la industria cárnica formal, sino también a los consumidores finales. Lafaurie enfatiza la necesidad de reforzar las medidas de control y seguridad para reducir estas prácticas y proteger la salud pública.
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Ante este panorama, Fedegán ha instado a las autoridades a implementar un sistema de identificación animal más efectivo, junto con un fortalecimiento de los controles sanitarios y judiciales para combatir estas actividades ilegales. Según la federación, sin estas medidas, la cadena de valor cárnica continuará viéndose afectada y, lo más preocupante, la salud de los colombianos seguirá en riesgo por el consumo de carne de dudosa procedencia.
