Belizza Ruiz, exviceministra de Energía, señaló que había recibido una alerta por posibles apagones en zonas del país por infraestructura de transmisión que no ha podido ser construida. “Acá en Bogotá hay una probabilidad de apagón, no sé si la gente sabe esto. Que se ha dado por la dificultad de proyectos de transmisión y una subestación que no se ha podido terminar. En el suroccidente hay unos problemas con un trazado y si no se resuelve podría haber cortes”, afirmó.
Esto se trata de dos grandes obras que están a cargo de Grupo Energía Bogotá (GEB), la primera de ellas es la línea Sogamoso, con su subestación Norte, que alimentará a Bogotá y zonas de Cundinamarca, Boyacá y Santander. Esta obra de 383 kilómetros, a 500 kilovoltios (kV) tendrá un papel fundamental en la confiabilidad del suministro en la región. Sin embargo, Juan Ricardo Ortega, presidente de GEB, explicó que la principal dificultad que han afrontado está relacionada con las negociaciones con las comunidades. “Hay zonas en Tabio donde una persona quiere trancar el proceso porque no les gusta”, señaló.
Pese a que han buscado soluciones, apuntó que las comunidades han vetado el avance de las obras. El segundo de ellos es Refuerzo Suroccidental también a 500 kilovoltios que contempla el diseño, construcción, operación y mantenimiento de 426 kilómetros de líneas de transmisión. Con la puesta en marcha de esta infraestructura se busca atender la demanda de mercados como Valle del Cauca, Risaralda y Caldas, que por no ser autosuficientes en las fuentes de generación, requieren de líneas que llevan la electricidad de otras zonas del país.
Explicó entonces que, en Ginebra, Valle del Cauca, también una ciudadana ha imposibilitado el avance del proyecto. Por esto, si bien se ha avanzado en la construcción y ya se han puesto 200 torres, se necesita avanzar. “Tenemos que poner a funcionar esa obra a más tardar en 2026, idealmente en 2024, porque de lo contrario va a haber un apagón en esta zona”, señaló Ortega.
Dentro de los argumentos que plantean los opositores está la desvalorización de los terrenos, afectaciones a las vistas y demás. Ante esto Ortega señaló que algunas de las compensaciones que se les ha requerido incluyen sumas de $20.000 millones, que se salen de las posibilidades del Grupo. “Este tipo de dificultades se dan porque las personas ponen por encima sus intereses particulares, frente al bien de todos los ciudadanos”, apuntó.
Finalmente, por eso generó la alerta ante el Ministerio, para que se generen soluciones que permitan desbloquear estos proyectos estratégicos y necesarios para el abastecimiento de la demanda. “Si Bogotá quiere tener Metro es importante tener la energía, porque eso demanda mucha electricidad”, concluyó.