DESHOJANDO MARGARITAS
Por Margarita Suárez Trujillo
Falleció uno de los personajes que más he admirado en mi vida, el abogado y político oriundo de Zipaquirá, Alfonso Angarita Baracaldo, quien fuera Senador de la República y el más importante defensor de los pensionados en la historia de Colombia. Alfonso llegó a tener una de las votaciones más altas al Senado, en sus mejores tiempos cuando fundó su propio partido que lo avaló en la aspiración al Congreso. Infortunadamente en política hay incoherencias y los votos de los pensionados no le alcanzaron para reconquistar la curul cuando lo intentó años después de haberse retirado. Fue una lástima porque su labor en favor de los pensionados fue permanente por más de 60 años y su ausencia congresional hizo falta en momentos claves. Hoy los jubilados estamos desprotegidos y por eso los políticos hacen y deshacen con nuestros ahorros laborales de toda una vida. Tuve la fortuna de ser parte de la familia del Senador (siempre lo llamamos así, aunque ya no estaba en el Congreso), debido que mi hermana Nancy se casó en primeras nupcias con el hijo mayor de Alfonso y su esposa Mercedes Medellín, el piloto Alfonso Angarita Medellín, con quien tuvieron un hijo, Alfonso Angarita Suárez, también piloto y en la actualidad alto ejecutivo de Avianca. El Senador tenía 98 años, fue un miembro de familia cálido, amable, buen conversador, servicial, afectuoso, siempre sentimos que nos quería mucho y estaba bien correspondido de nuestra parte. A todos nuestros hermanos nos había prometido invitarnos a una gran fiesta para celebrar sus 100 años que, infortunadamente, no alcanzó a cumplir. Tenía sus facultades mentales enteritas, se lo llevó un cáncer que le sobrevino en los últimos años. 24 horas antes de fallecer pidió que lo trasladaran de la Clínica donde se encontraba, a su residencia donde falleció en paz rodeado de su familia. Tenía por costumbre reunirse en su casa, con sus hijos, todos los jueves a almorzar y jugar parqués. Disfrutó mantener a su familia unida, irradiaba una energía sorprendente, caminó por su propio pie hasta antes de ser hospitalizado. Qué tristeza no poder volver a disfrutar de su presencia, pero deja a su familia y al país un valioso legado que perdurará por siempre. DEP querido Senador.
