En Garzón un joven de 25 años se presentó a las tropas del Batallón Pigoanza de la Novena Brigada, expresando su deseo de acogerse a los beneficios que le otorga el Gobierno Nacional.
Durante cinco años perteneció al Grupo Armado Organizado residual, Frente Estructura Jorge Briceño con injerencia en el departamento del Meta, pero fue gracias a la comunicación con un ex compañero de armas y a la asesoría de los soldados del Batallón Pigoanza que decidió abandonar su vida delictiva.
Se trata de alias Stiven, que ingresó a la estructura armada ilegal, recibiendo la misión de reclutar menores de edad para engrosar las filas, de perpetrar los cobros extorsivos a gremios productivos de los municipios de Mapiripán, Puerto Concordia y Villavicencio y de realizar inteligencia delictiva.
Entre las tareas encomendadas también referencia la de perpetrar homicidios, según su relato, junto otros integrantes de la organización armada, habría participado del asesinato de un integrante de la estructura conocido con el alias de Duende, de un comerciante de Puerto Granada y un ganadero en la Concordia.
Una vida delictiva que decidió abandonar y por el contrario hoy invita a otros jóvenes a dejar atrás la zozobra de ser capturado, de morir a manos de sus propios cabecillas y de sentir el rechazo de las víctimas a las que intimidaba para fortalecer las finanzas ilegales.
Los soldados de la Novena Brigada reiteran la invitación a quienes hacen parte de los grupos al margen de la ley para que se acerquen a cualquier unidad del país y reciban el apoyo y la asesoría para la reincorporación a la vida civil.
