EL RINCÓN DE DIANA
Por: Diana Montes
La historia nos dice que Altamira fue el primer proyecto urbano que los españoles fijaron en lo que hoy es el departamento del Huila, cuando el 18 de octubre de 1855, a solo 143 kilómetros de Neiva, dio inicio con un caserío habitado por indígenas Andaquíes y después fue desarrollándose pausadamente hasta nuestros días, cuando ha adquirido dinámicas que apuntan al progreso y prosperidad.
De su seno han surgido personajes de trascendencia, algunos nacidos allí y otros consolidados por su permanencia en el lugar, como el sacerdote de origen italiano José Ciffarelli, quien ejerció como párroco durante décadas. Asimismo, el científico y escritor David Alberto Campos, quien fue bautizado en Altamira; el maestro Jairo Calderón un gran músico, autor del Himno municipal; su hermano, Alfonso Calderón, creador de las Parabólicas en Colombia; el jurista y exparlamentario Álvaro Sánchez Silva, quien falleció siendo Gobernador del Huila, en su homenaje el Coliseo Cubierto de Neiva lleva su nombre; Daniel Díaz Cabrera, Representante a la Cámara por el Caquetá; político, diplomático y en las postrimerías de su existencia sacerdote católico de la comunidad claretiana, Luis Ignacio Andrade Díaz, quien fuera Ministro y Congresista.
Sus pobladores son personas laboriosas y de una simpatía tan especial que lo hacen sentir a uno como si hubiera nacido y vivido allí por muchos años. Ellos se dedican a impulsar un comercio promisorio, una agricultura y ganaderías florecientes y las damas especialmente a trabajar objetos de porcelana, bordados y tejidos a mano, pero muy especialmente a la fabricación del biscocho de achira, cuya aceptación se ha posicionado a nivel nacional e internacional.
A partir del primero de enero de 2024 ejercerá como alcalde el destacado líder Yesid Rodríguez Tovar, quien por sus méritos llega a servir por segunda vez a la comunidad altamireña con el propósito de impulsar el desarrollo social y económico y posicionar al municipio como uno de los más importantes del Huila.
En Altamira se pueden señalar dos situaciones fundamentales que impiden el desarrollo: la carencia de riegos en la industria agropecuaria y la necesidad del incremento del cultivo de la achira dentro del municipio, lo que permitiría abastecerse sin necesidad de comprar su harina en otros departamentos. En esa dirección hay que enfocar esfuerzos.