Según el reciente informe del Observatorio Demográfico sobre la dinámica demográfica y su impacto en la fuerza de trabajo, publicado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la población total de la región alcanzó los 652 millones de personas el año pasado. De este impresionante número, 331 millones conformaron la fuerza de trabajo activa, representando un 50,8% de la población total.
La Celade, división de la Cepal, proyecta que, debido a la tasa de crecimiento decreciente, la región alcanzará los 737 millones de habitantes en 2050, con una fuerza laboral de 402,7 millones de personas, equivalente al 54,6% de la población total regional.
Este cambio demográfico plantea desafíos significativos, ya que se espera una mayor presión sobre la fuerza laboral, lo que podría resultar en un aumento de la informalidad laboral. «La absorción de la fuerza de trabajo adicional seguirá, por lo tanto, constituyendo un gran desafío para los mercados laborales de la región”, afirmó José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal.
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La Cepal destaca la necesidad de aumentar la productividad, fomentar el crecimiento económico y crear empleos de calidad para absorber una fuerza laboral más extensa y diversa, con la inclusión de más mujeres, personas mayores y una mayor permanencia en la actividad laboral, especialmente en entornos urbanos.
Durante el decenio 2000-2010, la fuerza de trabajo en América Latina experimentó un crecimiento promedio de 5,6 millones de personas por año, aunque esta cifra ha disminuido desde entonces. Para el periodo 2010-2022, se estima un aumento anual medio de 4,5 millones, seguido de 3,9 millones en el siguiente periodo (2022-2032) y 1,5 millones proyectados para el período 2040-2050.
José Manuel Salazar-Xirinachs enfatizó la necesidad de políticas públicas específicas para abordar las dinámicas demográficas y las necesidades cambiantes de la población, buscando un desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible. El informe del Observatorio Demográfico destaca las transformaciones sin precedentes en la región en las últimas siete décadas, con cambios notables en la estructura demográfica y una transición hacia una población mayoritariamente compuesta por grupos de jóvenes y adultos.
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