Fernando Guzmán R.
@Fer_GuzmanR
El nuevo año 2021 se ha cargado de grandes deseos y expectativas, tal vez más que cualquier otro en las últimas décadas, sobre todo por lo que ha sido y significará el 2020, el cual pasará a la historia como el año de la pandemia y la gran crisis global de la humanidad. La pandemia marcó un punto de inflexión: algo se ha roto y nada será igual. Y por eso las sinceras ganas que rápido termine el año, como si en ello existiera un renovarse más allá del humano deseo que ocurran o vengan mejores cosas.
El nuevo año puede que no sea tan diferente en algunas cosas, mejor verlas como dificultades y oportunidades. Y frente al anhelo de un mejor mañana siempre será conveniente preguntarse ¿qué hace que las cosas cambien? Pues, al abordar el futuro colectivo es necesario considerar aspectos más allá de la humana ilusión. Por ejemplo, dar mayor validez al conocimiento científico de las cosas que se quiere que cambien. ¿Qué valor y lugar le damos a ese conocimiento? y ¿cómo contribuye a orientar la política y la sociedad?
En este sentido, algunos aspectos como la vacuna, el cambio de poder en la Casa Blanca, el Brexit y la reconfiguración de la Unión Europea, así como las dinámicas económicas globales y nacionales, tendrán gran incidencia en lo que puede cambiar en 2021 en el mundo y en Colombia.
El covid-19 seguirá, la vacuna es un nuevo y esperanzador elemento que marcará una forma diferente de aproximarse al coronavirus y de lidiar con sus efectos. Y aunque todavía hay muchas preguntas por resolver, habrá nueva evidencia y trabajar sobre ella permitirá avanzar en su conocimiento y tratamiento. Simultáneamente, en Colombia la vacunación nos tomará todo el año y hasta más, según la fragmentada información disponible.
Igualmente, la gestión de los gobiernos para hacer frente a la pandemia y la crisis seguirá siendo evaluada con más detalle y de manera más completa; y si al final del 2020 ya había serios cuestionamientos sobre el manejo de la pandemia y la crisis, las evaluaciones del próximo año no solo serán necesarias, sino que nos darán datos indispensables. Ojalá en Colombia se opte con seriedad por contar con una evaluación científica independiente sobre el manejo de la pandemia, pues solo así se puede adentrar en la ruta de corregir, atendiendo la evidencia y mejorando las políticas y su impacto social.
De otro lado, el acceso equitativo y oportuno a la vacuna por los países más pobres será tema sensible de la política internacional; ¿será capaz la comunidad internacional de responder y lograr un acuerdo con los fabricantes en ese sentido?
Finalmente, considero que en el año 2021 no se justifica prorrogar la declaratoria de emergencia sanitaria, ya no tendría ninguna legitimidad sino todo lo contrario sería más contraproducente. Además, el panorama de la vacunación supone pasar a otra etapa. Para hacer frente a la incertidumbre será necesario dejar la excepcionalidad y asumir los grandes retos de la recuperación económica y social con el pleno funcionamiento de las instituciones democráticas y la participación ciudadana.