Por: Ernesto Cardoso Camacho
La realidad del cambio climático que es sin duda alguna parte de los fenómenos cíclicos del planeta, está cobrando su factura a la humanidad que ha privilegiado el desarrollo económico a costa del mal uso y el abuso de los recursos naturales.
Las investigaciones científicas que han alcanzado impresionantes niveles de conocimiento acerca de los misterios del universo, aún no han llegado a descifrar y explicar con suficiencia su verdadero origen, incrementando así la curiosidad del hombre acerca de su procedencia y de si existen o no otros seres que compartan ínfimas porciones de tan inmenso y perfecto orden universal.
El más reciente informe de la NASA da cuenta de la existencia de vapor de agua en el cometa Read, a través del telescopio espacial JAMES WEBB, punto de referencia importante en el estudio de los cometas del cinturón principal y en la investigación más amplia del origen de la abundante agua de la tierra.
Traigo a colación esta información con el único propósito de corroborar la afirmación anterior, según la cual, los misterios del universo aún nos deparan enormes sorpresas, pero sobre todo nos llevan a considerar seriamente su origen divino, relatado con gran precisión en el libro del Génesis.
Desde luego no se me escapa que la explicación bíblica tiene muy fuertes contradictores, aunque también cada día crecen quienes la aceptan, respaldando su creencia mística o religiosa con estos maravillosos descubrimientos científicos.
Pues bien. El anunciado cambio climático ha sido una bandera ecologista que ha sumado adeptos en muchos países desarrollados, en los cuales incluso se han convertido en verdaderos partidos políticos; a través de los cuales, lograron generar la sensación de que la explotación de combustibles fósiles como el carbón, el petróleo y el gas, son los principales contaminantes de la atmósfera terrestre que mediante la emisión de CO2 destruye la capa de ozono que contribuye a morigerar el calor del sol. Y desde luego, condenan con vehemencia a las empresas multinacionales que realizan tal explotación, llegando incluso a catalogarlas como el nuevo leviatán. En nuestro medio el presidente Petro ha asumido este protagonismo demagógico y populistag pretendiendo convertirse en el salvador del planeta.
Es curioso pensar que durante el presente gobierno se hayan generado dos intensas olas de verano y una temporada de lluvias torrenciales, las que si bien es cierto son claras manifestaciones del cambio climático, también constituyen la paradoja de que en ese mismo lapso de tiempo, se conoció el más vergonzoso escándalo de corrupción en la entidad estatal encargada de prevenir y gestionar los riesgos de desastres naturales. Y para colmo de males, que ahora se estén presentando los incendios forestales devastadores de extensas áreas del bosque seco tropical en más de 8 departamentos del país.
Por ello, es inevitable pensar que la postura ambientalista extrema del presidente Petro, constituye una clara evidencia de la demagogia populista que lo caracteriza. Y esta afirmación se sustenta en señalar dos aspectos relevantes. Uno, que NO ha sido capaz de quitarle a los políticos el control y manejo burocratizado y en muchos casos corrupto de las 37 corporaciones ambientales existentes en el país; entidades responsables de administrar, conservar y proteger la rica biodiversidad existente en la Nación Y dos, que se ufana de haber conseguido la sede mundial de la COP 16 que tiene sede en Cali, donde seguramente quedará en evidencia que esa riqueza ambiental de Colombia esta seriamente amenazada; no propiamente por la explotación petrolera y de gas, si no por la ineficiencia manifiesta de las autoridades ambientales que Petro mantiene en poder de los políticos.
La tragedia de los incendios y las avalanchas con remoción en masa que recurrentemente se han presentado en Colombia, son consecuencia de no haber existido una política pública seria de ordenamiento del territorio, donde han brillado por su ausencia el Ministerio, las corporaciones ambientales, los gobernadores y los alcaldes, pero además, por el asalto de los corruptos a tales organismos y a la UNGRD.
Cambiando de tercio, es inevitable referirse a los últimos sucesos de nuestra realidad nacional. Una paz total que cada día esta más lejana por la ingenuidad de su diseño y porque el gobierno sigue cediendo a los caprichos y chantajes de los violentos. Un presupuesto deficitario para el 2025 en más de 30 billones que Petro pretende costear con una nueva reforma tributaria, mientras actualmente reposan en fiducias más de 100 billones de pesos sin ejecutar, que al parecer los piensan ejecutar en 3 meses, lo que sería un gran festín para los corruptos. Una inseguridad galopante que tiene a la ciudadanía amedrentada mientras se debilita a las fuerzas militares y de policía, encargadas de proteger la vida honra y bienes de todos los colombianos. Un panorama económico volátil donde la inversión y el empleo decrecen, mientras la pobreza se extiende para ser atendida con subsidios al mejor estilo chavista.
Y claro, lo más reciente, la muy segura elección del candidato ternado por Petro como Procurador General de la Nación, con el anunciado apoyo de las bancadas de la U y de los conservadores, confirmando así que solo piensan en sus propios intereses.
