Casi toda su vida, Víctor Alberto Lozada Gaitán la ha dedicado a ser uno de los mejores parejos en la interpretación del baile insignia de las festividades del San Pedro en el Huila. Señala que la familia, la dedicación y la química son esenciales para que el Sanjuanero Huilense brille con majestuosidad en cada paso.
Diario del Huila, Así va el festival
Por: Gloria Camargo
Desde los dos años de edad, Víctor Alberto Lozada Gaitán, de raíces neivanas, baila con orgullo y pasión cada uno de los pasos del Sanjuanero Huilense. Hoy a sus 33 años, asegura que el amor por este baile nació gracias a su mamá.
“Yo nací aquí en Neiva pero crecí en el municipio de Timaná. El amor por el Sanjuanero surgió gracias a mi mamá, que fue la persona que me enseñó a bailar, ella se tomó el tiempo durante una temporada del San Pedro, junto con una vecina y nos enseñó”, relata el bailarín.
“O sea, yo bailo Sanjuanero desde los dos años de edad, y desde ahí no he parado. A los 13 años empecé a dar clases de Sanjuanero y en esta etapa de mi vida, fue cuando saqué la primera reina intercursos e intercolegiados en Timaná, que fue la niña del Colegio La Anunciación”, agregó Lozada.
También agrega que fue gracias a este logró que se marcó el inicio de lo que él mismo denomina como una carrera. “Este también es un camino de aprendizaje, porque yo siempre he dicho que uno aprende todos los años, así sea algo muy pequeño como un detalle, pero uno aprende técnicas, posturas, cualquier cosa, pero todos los años uno está en esa renovación, en ese enriquecimiento pedagógico de aprender y de enseñar el sanjuanero huilense”, explica.
Hecho a pulso
Según el reconocido bailarín y profesor, desde sus 13 años, no solo inició sino que también adquirió un compromiso con este baile, en lo que respecta a enseñarles a diferentes candidatas a interpretarlo.
“Prácticamente toda mi trayectoria, mi camino fue en Timaná, ahí empecé a escalar, por decirlo de alguna manera”, indica.
Entre su recorrido artístico se destaca su participación en el Reinado Surcolombiano y el Reinado Municipal en Pitalito, fue parte del grupo de danzas del maestro Aldemar Salinas, el Reinado de la Alegría en el municipio de Garzón y finalmente en Neiva, donde tras varios años se radicó e inició, lo que él mismo denominó como una etapa de renovación.
“Aquí está toda mi familia; abuelos, tíos, primos. Acá empieza otra renovación de Víctor, quien sigue creciendo en cuanto al tema artístico y pedagógico”.
Pero este camino, que ya le ha entregado varias coronas, no ha sido de solo flores, sino también de desafíos.
“En el 2013 presento mi primera audición para ser parejo oficial pero no pasé. En el 2014 vuelvo y me presento pero tampoco pasé, y en el 2015 cuando se creó Corposanpedro mi mamá me acompaña ese año a la audición, y yo creo que ella es como mi bendición, porque ese año clasifique y empecé a ser parte del listado de los parejos oficiales del Festival”, dijo.
Este hito, según Victo marcó el inicio de su carrera en el corazón de las festividades sampedrinas. “Empecé toda esa carrera, digamos que a un nivel más profesional, por decirlo de cierta manera. Durante los años 2016 y 2017, hago parte de los parejos, y ya empiezo a subir al Reinado Señorita Neiva, el Reinado Departamental y finalmente al Reinado Nacional”, establece.
Sus logros
Según él mismo, uno de sus mejores años ha sido el 2019, pues obtuvo la corona junto a la Reina Popular, el virreinato departamental estudiantil, y princesa de Señorita Neiva.
Entre los logros más importantes se destaca la obtención del Reinado Popular en el 2019, además de la Reina Departamental en el 2022, pero claro que en han sido más. Y espera que este año no sea la excepción, pues participará con la candidata del departamento del Cauca para obtener la corona nacional, que lo catapulte como embajador del Sanjuanero Huilense.
A su vez, reitera que el éxito del baile no solo se basa en una buena interpretación, sino en la comunicación entre las parejas.
“El éxito está en la comunicación, porque este es un baile no verbal, donde nos expresamos con el cuerpo y con la cara. Entonces el tema de la comunicación visual, el tema de la química aunque eso suena mucho a frase de cajón es trascendental.
Una historia de amor
Y algunos parejos no se enfocan en trabajar en esa parte, donde se debería por el Sanjuanero, ese baile entre una pareja es una historia de amor. Entonces ese es el trabajo de nosotros como artistas, cuando estamos en el escenario es transmitirle al público lo que realmente sentimos cuando bailamos, porque es que no es bailar por bailar, hay que darle el sentido a cada figura y hay que darle vida al contexto, el significado del baile”, explica.
Agrega que el poder a la hora de interpretar este baile, es transmitir “esa química de la pareja, ese ritual y ese enamoramiento que hay dentro de la pareja, porque muchos van a bailar. Todas las parejas, caminan, bambuquean, hace contra danza, pero muy pocas se enfocan en la parte de la química, de la conexión, de la magia, que hay entre la pareja y que eso se ve a flor de piel”.
Por eso destaca que como parejo, su trabajo es guiar a las bailarinas. “El parejo fundamental en todo ese proceso porque es la guía de la mujer, porque el parejo maneja la cronometría y el espacio. El parejo también le habla también al oído a la mujer, yo les hablo mucho y empiezo a empoderarlas en el baile, a subirle el ego, para que ella siga haciendo las cosas mejor, se luzca y sobresalgan aún más”, puntualiza.
El futuro
Agrega que seguirá bailando hasta que “Dios me lo permita. Estoy estudiando derecho, pero si a mí me dan a elegir entre la abogacía y ser parejo, yo creo que me quedaría con ser parejo de Sanjuanero. Y revivo esas palabras del maestro Jorge Augusto Villamil Cordobés, donde él prefirió ser compositor porque médicos hay muchos pero compositores muy pocos.
Entonces considero que si a mí me dan a elegir, me quedaría con ser parejo y poderle enseñarle a las otras generaciones esta bella danza”.
Según establece, el objetivo por el que viene trabajando es lograr que Colombia sea reconocida a nivel internacional, no solamente por la cumbia, sino también por el Sanjuanero Huilense.
También señala que uno de los retos que le aguardan a este hito de la cultura, es que los hombres rompan estereotipos y puedan ser maestros del arte hecho baile.
“Es muy importante que tengan en cuenta eso, porque es que parejos hay muchos pero personas que enseñen a bailar de Sanjuanero Huilense, pues muy pocos. Es algo que hay que llevarlo aquí, en el corazón, es algo que debe apasionarle literalmente a la persona para que se vea los resultados”, dice.
“Yo tengo un hijo de cinco años y él ya baila solo el Sanjuanero con su traje y recuerdo cuando mis papás me apoyaban en esta hermosa labor que llevo con gran orgullo. Entonces es mi trabajo y mi compromiso es poder enseñarle a mi hijo esa gran pasión por el baile”, finaliza.
