El estado de las uñas es fundamental para muchas personas preocupadas por su estética personal. Aunque su apariencia no siempre representa un problema grave de salud, sí puede significar enfermedades internas o en las mismas uñas. Las uñas son las encargadas de proteger los tejidos internos que se encuentran en los dedos y, por ello, es fundamental que se mantengan fuertes y nutridas, ayudando al buen estado de la salud de todas las partes del cuerpo, especialmente, de las manos o pies.
Con el fin de cuidar las uñas, existen varios métodos, entre ellos, el principal, es acudir a un especialista que ayude a determinar qué tratamiento requiere cada persona y qué nutrientes le pueden hacer falta a las uñas del individuo. También, es posible tener en cuenta una serie de recomendaciones o hábitos que mantienen las uñas nutridas y con fuerza para evitar el surgimiento de afecciones como los hongos.
La revista especializada UnCOMO, publicada a través del portal Mundo deportivo, listó una serie de tips que contribuyen a este objetivo:
1. Alimentación: se aconseja mantener una dieta saludable rica en vitaminas y minerales.
2. Usar removedor sin acetona: este ingrediente, usado constancia, puede ser perjudicial para el endurecimiento de las uñas, por lo que se aconseja utilizarlo con moderación o usar un removedor sin acetona.
3. Hidratación: ingerir por lo menos dos litros de agua diarios no solo ayuda a mantener las uñas hidratadas y en buen estado, también, es importante para que todos los órganos del cuerpo funcionen correctamente e incluso, que la piel se vea sana.
4. Usar guantes: cuando se realizan labores de limpieza lo mejor es utilizar estos utensilios ya que los químicos presentes en los productos usados pueden debilitar las capas de las uñas.
5. Usar remedios caseros: uno de los destacados es el aceite de coco, el cual, es un producto, que es fácil de adquirir y es muy común en la despensa del hogar.
Finalmente, aparte de lo mencionado, existen otros alimentos que ayudan a nutrir las uñas, tales como: aguacate, semillas de girasol o de calabaza, avena y huevos.
