La recesión que nos llega
Por: Libardo Montealegre Murcia
Estamos en el peor de los mundos. Con una inflación interna galopante, con serios indicios de una recesión global, un peso fuertemente devaluado y un gobierno nacional que pareciera querer destruir el aparato productivo y la institucionalidad del país.
Para nadie es un secreto, y en esto tenemos que ser claros, que la factura de la pandemia había que pagarla. La gestión de la vacunación, exitosa, por cierto, y el soporte económico que durante casi 2 años se dio a la población vulnerable, eran gastos que previsiblemente se tenían que pagar, y los tenemos que pagar ahora.
Es ridículo, por decir lo menos, que un guionista de novelas de temática narco sea el gran vocero del gobierno de lo que se debe hacer con la economía del país, y no es cierto que hayan encontrado un país completamente descuadernado. Encontraron, sí, un enorme hueco fiscal que nos dejó la pandemia y eso lo sabían los candidatos a la presidencia. De modo que es inaceptable la hipocresía con que ahora ponen el espejo retrovisor. El gobierno anterior, sin que haya sido una maravilla, de hecho no lo fue cuando nos dejó como herencia este gobierno, entrego un país en crecimiento, superando el bache que significo la pandemia y el parón del aparato productivo, en el empleo, en el consumo y en la profundización de la pobreza. Sin embargo, los indicadores económicos mostraban una economía en crecimiento, y sostenibilidad.
Hoy, al contrario, las expectativas, variable muy importante en la economía nos indican que hay un parón, y físico miedo en la pequeña y mediana empresa y en las personas naturales, miedo a invertir, miedo a expandir negocios, miedo a lo que pueda pasar con el estilo y formas autocráticas con que cada día se acentúa más en la gestión del presidente y sus voceros .
No es cierto que el gobierno este exhibiendo un talante dialogante, al contrario, lo que se percibe es un gobierno autoritario, amenazante, dueño de la verdad revelada que pretende conducir los mercados a punta de Twitter con los resultados que ya se vieron cuando anunció que iba proponer una impuesto a la salida de capitales , con el incremento inmediato del precio del dólar devaluando aún más nuestra moneda. Ese tipo de conductas son las que están generando una espesa sensación de desaliento y de previsión oscura hacia el futuro. Quiero estar equivocado, pero la experiencia me ha enseñado que los agentes económicos son más previsivos y miran más lejos el horizonte que los políticos de turno. Y lo que se ve en el horizonte no es nada bueno.
Ya alguno de los áulicos del gobierno deslizó la idea que hay que aumentarle un año más al presidente en su periodo y el mismo presidente ya empezó a vociferar que le va a faltar tiempo para su gobierno. Con un presupuesto que pasa de $400.0 billones para el año 2023, este gobierno podrá consolidar su estadía cambiando la constitución si es necesario, comprando lo que se le atraviese, como hizo el desafortunado gobierno que le entrego el país a las Farc. Constitucionalmente.
Mientras tanto, la recesión con el aumento de la inflación mundial , el impacto que ya es evidente a nivel internacional de la guerra de Rusia con Ucrania , y los desequilibrios presupuestales de todos los países resultados de la pandemia , avizoran una recesión , y lo más grave es que el presidente de Colombia lo sabe, el MinHacienda ,lo sabe el país lo sabe , y no se hace nada a nivel macroeconómico como sería el estímulo a la producción ,a la inversión , a la generación de empleo , al ahorro . De eso no se habla, se habla es de cómo sacarle a la clase media, a la pequeña, a la mediana empresa el 59% de los 22 billones que se proponen recolectar en nuevos impuestos con la reforma tributaria.
Eso va a significar simple y llanamente recesión en el país. Es lo que nos espera. Espero estar equivocado porque nadie quiere que al país le vaya mal.