Por: Hugo Fernando Cabrera Ochoa
No puedo negar como huilense enamorado completamente de mi tierra que soy, que el ascenso del Atlético Huila a la categoría A me genera emoción, pues eso tiene un gran significado para todos los opitas que gozamos con los triunfos de las personas, las empresas, instituciones y otras organizaciones que logran significativos resultados a nivel regional, nacional o internacional.
No cabe la menor duda que mantener un equipo de fútbol profesional genera unos gastos enormes, pues la nómina administrativa, técnica y de jugadores, es bastante onerosa, máxime en unas condiciones tan complejas como las que se presentan hoy en día, con un estadio prácticamente en ruinas y una afición que languidece debido precisamente a las carencias que se presentan.
Es absolutamente claro que en cuanto al tema del estadio Guillermo Plazas Alcid, la competencia, es decir, la responsabilidad, es completamente del municipio de Neiva y no de otro ente, como algunas personas lo creen o aseguran. Precisamente el señor alcalde de esta localidad prometió en campaña recuperar este escenario deportivo y como se puede observar, no se logró concretar nada con respecto a este compromiso.
El ex presidente del conjunto bambuquero Jorge Fernando Perdomo, dijo en su columna de opinión de esta semana, que “algunos gobernantes argumentan su negativa de no poder invertir en una empresa privada, como lo es hoy el Atlético Huila S.A. en la transición ordenada por la ley 1445 de 2011, pero esa misma ley en el artículo 12 estableció que no menos del 20% de la publicidad estatal se destinará en la promoción y patrocinio para las actividades deportivas”.
Este argumento que señala el distinguido jurista y dirigente deportivo puede ser válido, no obstante, es claro que los dineros públicos no pueden ser invertidos al garete como se ha acostumbrado normalmente, sino que a estos se les debe dar un manejo responsable y serio, buscando el beneficio colectivo por encima del individual.
El fútbol, no solamente en nuestro país, sino en todo el mundo, se ha convertido en un negocio que mueve grandes sumas de dinero, de hecho este tipo de proyectos no se fundan de manera altruista con intenciones benefactoras, sino como una empresa que busca rentabilidad a través de la implementación de acciones que hacen parte de importantes estrategias comerciales, así las cosas, la responsabilidad de mantener a un seleccionado o club deportivo recae totalmente sobre los hombros de sus accionistas y éstos no tienen por qué delegarle responsabilidades a otras personas o entidades.
Vuelvo y digo que celebro con alborozo el ascenso de nuestro equipo de fútbol a quien acompañé presencialmente durante muchos años con la barra Olímpica, cuando fuera gerente de la Organización Radial Olímpica S.A. y luego como hincha fiel, así que deseo que su presidente y socios, logren desarrollar la gestión comercial apropiada para poder financiar los procesos que se avecinan para nuestro amado Atlético Huila, al que auguro éxitos en el nuevo rentado nacional.