Aníbal Charry González
Una actuación legítima en un Estado de derecho, es aquella que ha sido hecha con apego a la ley y al derecho, por lo que es bien sabido que la legitimidad jurídica se refiere a la ley, y la legitimidad política hace referencia al ejercicio del poder. Por eso constituye una auténtica atrocidad, hablar de atrocidades legítimas para referirse a los crímenes atroces de los falsos positivos que han confesado los mismos militares en forma descarnada, cometidos contra gente inerme y discapacitada para hacerlos aparecer como guerrilleros muertos en combate, como lo ha hecho la senadora Paloma Valencia, sin asomo de pudor ni humanidad, ni de respeto por las miles de víctimas del sangriento y degradado conflicto armado.
Porque hay que ser muy ladino o ruin, o estar profundamente trastornado por el fanatismo político, para justificar las atrocidades cometidas por el Estado colombiano en aplicación de una supuesta política de Seguridad Democrática, al afirmar como lo ha hecho la Valencia, que “el Estado cometió errores y atrocidades pero era legítimo y fundamentalmente estuvo en la defensa de los ciudadanos”, tergiversando con perfidia lo que representa una actuación legítima por parte del Estado, que como se ha dicho atendiendo a un concepto universal, lo legítimo es lo que se hace conforme con la ley y el derecho, y por supuesto al respeto estricto por los derechos humanos.
Porque no puede haber ninguna atrocidad, entendida como una acción brutal y desproporcionada haciendo uso de la violencia, que sea legítima, venga de donde viniere, y mucho menos por parte del Estado que debe actuar conforme a la ley y al derecho y al respeto a los derechos fundamentales porque para eso ha sido instituido, pues entonces tendríamos que aceptar que todas las atrocidades que se han cometido en el mundo por parte de los Estados, como el holocausto nazi y demás crímenes cometidos por todas las dictaduras de cualquier pelaje son legítimas, cuando por el contrario, al no estar ajustadas al respeto por el Derecho Internacional Humanitario, son atrocidades si se quiere mayores, que las que cometen los que están por fuera de la ley y el derecho.
En qué cabeza cabe, salvo en la de la alterada senadora Valencia, que las atrocidades que ella misma reconoce cometidas por el Estado, fueron “defendiendo a los colombianos buscando el bienestar de todos”, matando infamemente a otros colombianos, para cuestionar el equiparamiento que según ella se hizo en el informe de la Comisión de la Verdad con la guerrilla y paramilitares, que por supuesto también cometieron atrocidades que no pueden justificarse de ninguna manera y son tan condenables como las cometidas por el Estado.
Debió quedarse prudentemente callada para no afirmar sandeces tratando de defender lo indefendible, intrincando taimadamente lo que representa la legitimidad en un Estado de derecho, y lo que es todavía más grave, irrespetando cruelmente a miles de víctimas de este conflicto infame, revictimizándolas, pretendiendo reducir los crímenes a errores o acciones legítimas del Estado, como acertadamente le respondió el representante David Racero.
