Carlos Yepes A.
El fin de año empezó el 1 de noviembre y con esto llegan una cantidad de expectativas de negocio para muchos y de deseos de compras para otros. Desafortunadamente el país cuenta hoy con una coyuntura que finalmente no favorece a todos por igual.
El turismo, por ejemplo, es un sector que se verá beneficiado este fin de año por causa del desestímulo que hay para viajar al exterior a causa del precio actual del dólar. Por su parte los comerciantes que venden artículos importados no corren con la misma suerte, cada día el desestímulo es mayor por cuenta de los costos de importación. Otro factor que incide en un fin de año austero es la inflación, a causa del invierno, está aún poniéndose más difícil el panorama.
Para el sector turismo, las esperanzas están puestas en cómo se reglamente finalmente la reforma tributaria en lo que hace referencia a la exención del pago del IVA sobre los servicios de alojamiento, hospedaje y turísticos en general. De concretarse ese apoyo al sector y unido a la coyuntura del precio del dólar, que estimula al turista a quedarse en el país, el panorama resultaría altamente favorable para este sector en el país.
Será una gran oportunidad para que el Huila, con dos productos ya consolidados como destinos importantes como los son San Agustín y el Desierto de la Tatacoa, se unan a las nuevas expresiones del centro del departamento que vienen desarrollándose de forma acelerada. Gigante y Paicol tienen interesantes ofertas de turismo, podrán en conjunto ofertar a final de este año un atractivo portafolio a los turistas nacionales y extranjeros que lleguen al Huila este fin de año. Los hoteles, como siempre, han venido haciendo un arduo trabajo en fortalecimiento de servicio al cliente, atención de grupos (eventos deportivos, congresos y feria). Las esperanzas están puestas en la reforma tributaria.
A diferencia del turismo, los comerciantes están viendo afectada su dinámica con un panorama que no los beneficia, sobre todo con los productos importados. Los incrementos de los precios en estos productos se asocian en alguna medida a la alta tasa de cambio, pero el mayor efecto estaría asociado a los altos precios que estos productos han alcanzado en el mercado externo y las restricciones de suministro de algunos. “Los productos de tecnología, por ejemplo, han registrado aumentos considerables en sus precios en lo corrido del año, lo que llevó a muchas personas a anticipar sus decisiones de compra ante la expectativa de que en los próximos meses se incrementen aún más”.
En las confecciones, es previsible que en lo que resta del año se registren aumentos importantes, incluso en el caso de los productos nacionales, toda vez que, de las principales materias primas, muchas de ellas importadas, registran precios altos en los mercados internacionales. Aunque muchas familias colombianas han percibido que durante este año una cantidad de productos, artículos y servicios están más costosos, todo apunta a que los días que restan del 2022 ‘golpearán’ con más fuerza el bolsillo de los hogares.
Finalmente, la inflación viene “apretando” mucho más los bolsillos de los colombianos, las cifras de octubre muestran que la canasta familiar se ubicó en 12.22%, un alza en precios que supera el promedio de los últimos 20 años en el país. Parte de esta alza es por cuenta de variables relacionadas con temas internacionales, como el conflicto bélico en Ucrania, que termina generando problemas de escasez de productos y materias primas, pero recientemente debemos sumar el impacto que está ocasionando el fuerte invierno en varias zonas productoras del país, afectando cosechas y la misma recolección de alimentos lo que impacta de manera directa el precio de los mismos.
Los alimentos en términos generales han subido 27% en el último año, pero hay productos esenciales para la canasta familiar que han estado por encima de esta cifra. La yuca, por poner un ejemplo, ha subido los últimos doce meses, con corte a octubre, 116%, la cebolla 97.5%, el plátano 49%, el café 47%, el arroz 42% y el azúcar, 41%, de acuerdo con datos del Dane.
En Conclusión, el panorama para diciembre es complejo e invita a la austeridad, si bien esta semana la moneda estadounidense mostró una reducción de más de $250 y se alejó de los $5.000, continúa sobre los $4.800, cifra que muestra un aumento de $800 respecto de los primeros días de enero de este año, cuando se ubicó en $3.981.
En la práctica esto significa que los bienes y artículos importados sean más costosos no solo porque las celebraciones de la Navidad y fin de año llevan implícito mayores precios, dado el aumento de la demanda de regalos, viajes y cenas, sino porque el dólar, la inflación y las tasas de interés, principalmente, muestran incrementos que superan los parámetros históricos.
Tenemos entonces este fin de año que cuidar el bolsillo, disfrutar sanamente y en familia esta época que inicia con algunas restricciones, pero sin la amenaza y la zozobra de la pandemia.
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