El Directorio Ejecutivo del Banco Mundial (BM), el pasado 19 de diciembre aprobó un financiamiento de US$1.000 millones para Colombia con el fin de acelerar la transición energética baja en carbono, promover el uso sostenible de la tierra, y reforzar la resiliencia y adaptación al cambio climático en el país.
Según la entidad, este préstamo apoyará un programa de reformas dirigidas a contribuir en el desarrollo de metas bajas en carbono en el país, acelerando la transformación en la disminución de emisiones de los sectores de energía y transporte, al igual que el aumento de la capacidad de producción de renovables no convencionales y el progreso de una industria de hidrógeno verde.
El ministro de Hacienda y Crédito Público, José Antonio Ocampo, por su parte, manifestó que, “este crédito por US$ 1.000 millones con el Banco Mundial es una clara señal de confianza en las instituciones colombianas y un reconocimiento a los esfuerzos de la Nación por integrar la agenda de cambio climático con una ambiciosa agenda social y económica”.
Igualmente, el jefe de cartera indicó que el préstamo es un respaldo a la apuesta de la transición energética, mejora en el uso de la tierra y la protección del patrimonio cultural. Frente al uso sostenible de la tierra, el programa que apoyará el Banco Mundial busca que se genere la sostenibilidad en los páramos, se aumente la adopción de sistemas ganaderos sostenibles y se acelere la implementación del catastro multipropósito, el cual “es una base importante para contener la deforestación”, indican en el comunicado de prensa.
Por tanto, Mark Thomas, director del Banco Mundial para Colombia, México y Venezuela, manifestó que, la operación apoya el compromiso del país para abordar el cambio climático a través de reformas de políticas que van en línea con el desarrollo sostenible, resiliente y bajo en carbono. “Esto incluye promover y fortalecer las capacidades en los sectores de energía, transporte y tierras, así como la gestión del riesgo de desastres y la adaptación climática que beneficiarán principalmente a las comunidades más vulnerables”, dijo.
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Ahora bien, en materia de resiliencia al cambio climático, el programa apoya el fortalecimiento de la capacidad de gestión frente a los diferentes riesgos de desastres y un “impulso a la expansión” del seguro agrícola para mitigar el impacto de los factores climáticos en el sector. A su vez, Jorge Iván González, director general del Departamento Nacional de Planeación, expresó que “este es un reconocimiento a nuestros propósitos en materia de protección a la biodiversidad, a las estrategias que proponemos para la resiliencia frente al cambio climático”.
Finalmente, Hernán Felipe Trujillo, profesor de la Universidad Católica de Colombia, comentó que, el crédito es fundamentalmente para cubrir el déficit fiscal para el siguiente año. Expuso también que, “Si bien los recursos traen un marco amplio para ser distribuidos en proyectos que podríamos denominar de “desarrollo sostenible”, todas las carteras tienen por definición metas para dicho cumplimiento, por lo que en la práctica servirán para justificar el gasto público gubernamental de 2023. La expectativa es que se usen en la apuesta de contener la deforestación (que es multisectorial) y para financiar la reforma agraria”.
