Con el reloj marcando la cuenta regresiva, a Colombia le quedan apenas 14 meses para ajustarse a las normativas establecidas por la Unión Europea, las cuales prohíben la importación de productos derivados de países que incursionen en la deforestación. Esta situación ha generado incertidumbre y desafíos para los caficultores colombianos, ya que el café es una de las principales exportaciones del país y la Unión Europea es el segundo mercado más relevante para este producto.
Según datos revelados por la Asociación de Exportadores de Café de Colombia (Asoexport), entre el 30% y el 32% del Producto Interno Bruto (PIB) agropecuario proviene del sector cafetero. Asoexport también informó que durante 2022, se exportaron un total de 11.4 millones de sacos de 60 kg de café, representando entre el 6% y el 7% de las exportaciones del país.
Gustavo Gómez, presidente de Asoexport, resaltó la importancia de cumplir con las regulaciones de trazabilidad y georreferenciación impuestas por la Unión Europea. Estas regulaciones exigen un seguimiento exhaustivo desde la finca de origen del café hasta su envío en los contenedores hacia la Unión Europea. Asoexport está instando a Fedecafé para que avance en la implementación de herramientas que cumplan con los requerimientos establecidos.
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El plazo de 18 meses para adaptarse a estas normativas comenzó en julio de 2023 y finalizará en diciembre del próximo año. Asoexport y la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex) esperan cumplir con estas condiciones antes de que expire el plazo.
En un esfuerzo por diversificar la producción, se han emprendido pilotos para cultivar café robusta en regiones que tradicionalmente no han sido destinadas para este cultivo. Esto incluye zonas como la altillanura y el Chocó. La intención es reducir la dependencia de las importaciones y crear un nuevo modelo de negocio. Se estima que en un periodo de tres a cuatro años, se podrían sembrar 80,000 toneladas, lo que generaría una producción de 3.2 millones de sacos de 60 kg.
El sector cafetero ha enfrentado desafíos adicionales, como la desaceleración de la economía colombiana que ha impactado las exportaciones, sumado a la reducción en el consumo de café en Estados Unidos y Europa, lo que ha afectado las ventas del producto.
Aunque se han observado desafíos significativos, se espera que con el desarrollo de estrategias de adaptación y diversificación de la producción, el sector cafetero logre cumplir con las regulaciones de la Unión Europea y garantizar su posición en los mercados internacionales.
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