Aníbal Charry González
En un artículo publicado en el periódico británico Financial Times, titulado “Cómo las elecciones podrían cambiar América Latina”, Alejandro Gaviria hizo esta afirmación que ha sacudido el caldeado clima electoral: “Estamos durmiendo en la punta de un volcán, (…) hay mucha insatisfacción. Sería mejor tener una explosión controlada con Petro, que embotellar el volcán. El país está demandando un cambio”, para explicar que la situación nacional se encuentra a punto de estallar. Algunos la han interpretado como un guiño al candidato del Pacto Histórico, y otros como una verdad de a puño por la caótica y violenta situación nacional agudizada por la tiranía de un dictadorzuelo como Duque que actúa como pérfido mandadero antes que como presidente, que no solo ha cooptado todas las instituciones para ponerlas al servicio de este régimen de corrupción, sino que viola, impúdica e impunemente la misma Constitución.
Y es que la afirmación de Gaviria no constituye un guiño a Petro, porque no ha dicho en absoluto que ha adherido o anunciado que va a votar por él, sino que en ejercicio de la libertad de expresión que tenemos todos los colombianos ha explicado con una metáfora lo que corresponde a la crítica situación social y política que vive el país que todos podemos advertir, salvo los corruptos politiqueros que la han llevado a estos convulsionados extremos, que yo diría más que un volcán dormido, es la activación de una bomba nuclear que de no ser desactivada generaría una explosión letal que nos afectaría a todos los colombianos, donde millones han perdido hasta la esperanza -por cuenta de la violencia, la corrupción y la rapiña de una clase política insensible y bellaca-, no teniendo nada que perder, y por eso, como lo dice con acierto Gaviria, necesitamos con urgencia un cambio.
Es así como el mismo candidato Petro, como lo consideramos millones de colombianos que lo vamos a elegir en primera vuelta para tratar de detener esa explosión social, ha dicho “que es mejor controlar, en cierta forma un estallido social que envasarlo, porque al envasarlo se multiplica por 10”. Y quien puede dudar por lo que estamos viendo, al ser campeones mundiales en corrupción y en asesinato de líderes sociales y ambientales, y ahora medalla de bronce en desplazamiento interno en el mundo producto de la violencia con 5.3 millones de desplazados, subcampeones en desigualdad social con 22 millones de pobres y casi la mitad que no tienen
2.000 pesos diarios para subsistir, y donde se mueren diariamente decenas de niños por física hambre y desnutrición.
Solo el sectario senador Jorge Robledo de la campaña de Sergio Fajardo, con redomada mala leche ha salido a decir que Alejandro Gaviria es mala persona por afirmar la verdad de lo que ocurre en Colombia porque hace parte de los directivos programáticos de este candidato, que ya como lo anuncian todas las encuestas, perdió toda esperanza de ser presidente por su ambivalencia para enfrentar la explosiva situación nacional. Claro que estamos demandando un cambio por encima de todo sectarismo.