DESHOJANDO MARGARITAS
POR MARGARITA SUÁREZ
Nos entristece enormemente la partida al más allá del médico huilense Camilo Perdomo Polanía, gestor junto a su hermano Reinaldo, de la Fundación Cardioinfantil, cuya clínica ha permitido a pacientes de Colombia y el exterior, adultos y niños, enfermos del corazón, salvar sus vidas. Camilo era cirujano y cardiólogo pediatra, y su hermano, también ya fallecido, tenía especialidad en cirugía cardiovascular. Su sobrino, el arquitecto Carlos Eduardo “Ovejo” Cabrera, recuerda que cuando sus tíos estudiaban en los Estados Unidos, traían medicamentos e iban a zonas vulnerables del Huila a hacer consulta gratis y curar a los enfermos. La trayectoria profesional y su filantropía los hizo acreedores a innumerables y merecidos reconocimientos. Pero nosotros queremos recordar hoy a Camilo por su gran afición a la tauromaquia que surgió cuando estudiaba en Sevilla, España. Hasta pensó en ser torero. Participaba como aficionado práctico en festivales taurinos y tientas en ganaderías. Formó parte del cuerpo médico de la plaza Santamaría en Bogotá y precisamente por razones taurinas entabló gran amistad con mi esposo Jorge Herrera, con quien vivió anécdotas como la ocurrida en un festival en el club Los Lagartos de Bogotá en el año 1981, en el que Camilo sufrió un percance. Al salir de la cara del novillo, puso su mano derecha sobre el listón de la gradería, detrás del burladero. Algo hizo “crack” y le sobrevino un dolor fuerte. Pasaba caminando por el borde del tendido un señor con botas españolas de media caña, lo pisó y le fracturó tres dedos. En la plaza nadie notó lo ocurrido, pero Camilo entendió la gravedad, debido a que la rotura de huesos le impediría hacer cirugías durante varios meses. Así se lo confesó a mi esposo, quien estaba a su lado en el burladero. En un restaurante que teníamos en Bogotá, en la carrera 15 con calle 82, nos relató su experiencia con un paciente que operó del corazón en el Texas Medical Center de Houston. Nada menos que el expresidente Carlos Lleras Restrepo. En una servilleta de papel dibujó la compleja y exitosa cirugía realizada. Mi esposo guarda sus trazos en el baúl de los recuerdos. Siempre fue así, sencillo, especial, una eminencia como profesional y gestor de grandes obras. DEP.
