Por: José Eustacio Rivera Montes
El pasado martes 23 de marzo Camilo Ernesto Romero anuncio formalmente su pre candidatura a la presidencia de Colombia, como lo ha obligado la pandemia desde la virtualidad y el sábado en un importante medio de comunicación desde la televisión lo ratifico nuevamente. En una verdadera ola de adeptos, simpatizantes y ciudadanos inconformes se vienen pronunciando a favor de un joven senador de la republica que invito a los colombianos a revocar el congreso en una masiva recolección de firmas que lidero bajo su movimiento “tienen huevo”. Como pre candidato a la presidencia de Colombia, participo en la consulta interna del partido verde enfrentando a Enrique Peñalosa y Jhon Zudaski, obteniendo 750 mil votos. Como gobernador del departamento de Nariño fue reconocido como uno de los mejores gobernadores del país.
Muchos grabaron su nombre en sus firmes posturas no solo como senador, sino también como gobernador con Juan Manuel Santos y luego Iván Duque criticando la política antidroga, bajo la fumigación con glifosato. Perseguido por las mafias de la justicia, la clase política de su departamento y el país, recibiendo hasta la cancelación de la visa por la embajada de Estados Unidos por criticar enfáticamente sus políticas.
Es directo al decir que tiene propósitos mas no personalismos, y uno de ellos es la decisión de cambio que tiene y ha tomado la ciudadanía en el país. Derrotar el viejo poder representado en los mismos que por muchos años ha sido sorteado por la misma clase política. Hoy bajo un presidente que inspira una imagen joven, pero gobierna para el viejo país. Los que tienen en crisis al país, son los que se benefician de esta misma crisis, y no van a ser los que nos van a sacar de la misma.
En sus primeros recorridos por el eje cafetero y el departamento del Huila, se ve una ciudadanía que está dispuesta al cambio, la gente quiere garantía de un cambio y un cambio con garantías. Romero es consciente que hay que derrotar en las urnas a esa clase política que mira por encima del hombro a los ciudadanos y ciudadanas del común, sin civilidad, sin carácter ciudadano, que ha hecho todo para el beneficio de unos pocos, y en lo que es consiente que hay que derrotarlos en las urnas.
Camilo hoy está lejano a la fotografía del 2018, donde solo haya dos alternativas, Petro o Uribe, hoy hay una nueva democracia y para una nueva ciudadanía que está cada vez más atenta de lo público, de lo político, ya no son cómodos ante la realidad, hay una Colombia crítica y de pie. Este Nariñense hecho a pulso es capaz de romper la mirada lateral de izquierda y derecha, que hoy divide la sociedad colombiana. Hay que salir de ese esquema y volcarnos hacia un planteamiento diverso de la política nacional, que es para hoy sumamente necesario.
Hoy lidera un gran proyecto político de innovación que lo ha construido a lo largo de su vida desde el senado de la república y posteriormente como gobernador, con gran contundencia sin entregarse al viejo poder, y representando dignamente a la ciudadanía.
