Asegurando que en muchos casos, los precios que les pagan los intermediarios, productores agrícolas de La Plata, Huila, se unieron para conformar una asociación y así poder vender de manera directa sus productos de pancoger y el café.
Diario del Huila, economía
Por Gloria Camargo
Asegurar una rentabilidad que les genere mayores ingresos y por ende, que les permita mejorar su calidad de vida, es el objetivo por la cual desde el año 2017, varias familias de la zona rural del municipio de La Plata, occidente del departamento del Huila, se unieron para conformar una asociación que les permita vender mejor sus productos de pancoger y el café.
En entrevista para el Diario del Huila, Delia Yineth Quiscue, integrante de la Asociación Agropecuaria Getzecafé, que tiene lugar en la vereda Alto Getzen, en dicha municipalidad, explicó en primer lugar en que consiste este grupo asociativo.
“La Asociación Agropecuaria Getzecafé está conformada actualmente por 10 socios de la zona rural de La Plata, donde tenemos entre nuestros cultivos, por ejemplo la producción de arracacha, en el cual alcanzamos a cosechar hasta 15.000 kilos mensuales”, indicó.
Una producción que ahora será vendida en buena parte de manera directa al Programa de Alimentación Escolar en el departamento del Huila, y que les permitirá romper, en cierta forma con es eslabón de la intermediación, que impacta negativamente en la rentabilidad de sus productos.
Mejores ingresos
“Para nosotros significa mucho poder vender de manera directa nuestros productos, pues hasta el momento, todo lo que teníamos y producíamos, se lo vendíamos al intermediario, y él se quedaba con buena parte de los recursos. Es decir nosotros no aprovechábamos los beneficios de las ventas directas”, añadió Yineth Quiscue.
Al tiempo explicó que en cifras, la diferencia para ellos era abismal, porque “por ejemplo a nosotros, los intermediarios nos pagaban la carga de un producto como la arracacha en 150 mil pesos, cuando realmente la estaban pagando en 200 mil pesos, si no es que más.
Entonces cuando vendíamos 10 bultos, pues toda esa cantidad de plata se la quedaba el intermediario, por lo que buscamos hacerlo de manera directa ahora”, puntualizó la productora.
De otro lado, Gloria Inés Liz, también campesina de la zona y socia de Getzecafé, señaló que esperan poder llegar de manera directa a nuevos mercados no solo con arracacha, sino también con productos como maíz y frijol.
O también denominados cultivos de pancoger, pues son establecidos como aquellos cultivos que satisfacen parte de las necesidades alimenticias de una población determinada, y están ubicados principalmente en la zona cafetera, complementados además con la yuca y el plátano.
“Nosotros tenemos el maíz, el frijol y el café, y solemos venderlo directamente al comercio en el mercado en La Plata, pero queremos cambiar esta dinámica”, puntualizó Liz.
La mujer también señala que desde el 2017, la Asociación ha sido un impulso para que ellos puedan comercializar de mejor manera sus productos, aunque en un primer momento solo habían pensado en el café.
“Primero esa solo de café, porque todos los socios teníamos este producto, entonces todo giraba en torno a ello. Pero después, ya de ver que sacábamos más cosas, entonces nos dedicamos a otros cultivos como por ejemplo la arracacha, el maíz y el frijol”, dijo.
Sin embargo, esta no ha sido una tarea fácil, afirma, porque en primer lugar todos los socios deben estar de acuerdo para que el modelo pueda funcionar sin tropiezos.
“Siempre ha sido duro nos ha tocado duro, porque cuando un socio no concuerda con lo que se trabaja ahí, pues entonces vienen los inconvenientes. Allí es donde tenemos que mirar posibilidades para seguir adelante y no quedarnos quietos porque el objetivo a corto plazo es poder vender de manera directa y romper los intermediarios. En mi caso por ejemplo, mi familia sería la primera beneficiada porque todos vivimos de lo que se produce en el campo bajo el modelo de la economía familiar”, concluyó.
Empleo y otros retos
No obstante, romper con la cadena de la intermediación no es el único reto para el sector agrario del Huila y en general de todo el país, así lo señaló Óscar Gutiérrez, director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana.
Según del directivo, la situación de los trabajadores en el sector agrícola en Colombia sigue siendo preocupante en lo que respecta principalmente a la vinculación formal laboral, los empresarios nacionales que contratan trabajadores permanentes en algunos aprovechamientos agrícolas y que también contratan trabajadores ocasionales o temporales, tienen graves limitaciones para cumplir con los aportes pensionales, las aseguradoras de riesgos profesionales, la salud y el resto de las prestaciones laborales de los trabajadores temporales.
“Los pequeños y medianos empresarios que no tienen cómo atender estos derechos laborales a los trabajadores que contratan para tareas de siembra o recolección o para cualquiera de las labores necesarias y en la gran mayoría de los casos, ni siquiera pueden pagarse a sí mismos dichas obligaciones.
Además los campesinos y comunidades indígenas que desarrollan tareas de siembra de alimentos o cultivos como el café, el cacao, la palma aceitera, la papa y otros tubérculos, frutas, hortalizas y muchos cultivos de pancoger, no obtienen ingresos suficientes y tampoco disponen de capital para atender esos compromisos”, señaló.
Según Gutiérrez, esta situación prevalece en casi todos los sectores del agro y pecuarios, la gran mayoría afectados en su rentabilidad por los Tratados de Libre Comercio (TLC), el costo país, los precios de los insumos, los bajos precios en períodos de abundante cosecha, el costo del crédito, las imposiciones de monopolio de grandes comercializadores, la falta de bienes públicos, carreteras e infraestructura, el contrabando, el cambio climático y otros problemas más.
Razón por la cual resaltó que el poder realizar un análisis de los costos de producción de cada producto, permitiría saber si con los costos laborales derivados de la aprobación de la Reforma Laboral para el sector agropecuario, se les podría garantizar a los productores de los principales productos algo que no han tenido durante muchísimos años: precios justos que recojan los costos de producción, incluyendo los costos laborales, y una tasas de utilidad y ganancia que les permitan una utilidad igual o cercana a la tasa media de ganancia del capital en el país.
“Hemos solicitado y buscado en los datos de diversas instituciones los promedios históricos de venta y con dificultad hemos encontrado que en cuanto a los productos de exportación sus utilidades o pérdidas no dependen, en el sentido estricto de la palabra, de los productores, sino de los intermediarios que compran en el país para exportar y que son casi todos, a su vez, agentes de compra de las multinacionales”, agregó.
Según el DANE, la cifra más alarmante es la de informalidad, que llega a un 84,2% de los trabajadores rurales, lo que quiere decir que casi la totalidad de los trabajadores del campo no tienen las mínimas garantías y derechos laborales que nuestra legislación consagra y muy seguramente sus ingresos son muy bajos e inseguros, lo que explica los altos índices de pobreza monetaria y multidimensional en todo el territorio nacional.
