Diario del Huila

Carta a la militancia del Centro Democrático del Huila

Ago 25, 2022

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Parapeto

Por: Julio Bahamon Vanegas

¿En dónde estamos? ¿Pa, dónde vamos? No lo sabemos. Si no nos vemos, ya ni nos conocemos. Y pa’ remediarlo, nada hacemos. Esa realidad la estamos viviendo en el partido. Nadie sabe nada, ni se interesa por nada.

A 14 meses de una nueva elección el partido está aún en babia, distraído, ajeno a la realidad, absorto con los resultados obtenidos. Luego de haber sido durante 8 años el partido mayoritario en Colombia, pasó, de un momento a otro, a ser el cuarto en disputa. De 20 senadores elegidos en el año 2.014, en las legislativas del presente año solamente pudimos elegir a  14 compañeros.

Iniciamos la campaña a la presidencia muy tarde. Nunca estuve de acuerdo con el enredado sistema estatutario mediante el cual se ha querido escoger al candidato a la presidencia de la república, y a los candidatos para ediles, concejales, diputados, alcaldes y gobernadores. Nunca nuestra militancia ha sido convocada en asambleas decisorias con amplia participación, siempre se utiliza la manguala y la trapisonda para escoger a “dedo” a los candidatos afines a los intereses de sus dirigentes, y no los que le conviene al pueblo. Los estatutos se parecen mucho más al caduco partido PRI de Méjico, del “dedazo”, que a un moderno partido democrático. Y ese desorden replico en las regiones. En el Huila nunca entendimos que la dirección nacional  se hubiera negado a escuchar las bases y a muchos dirigentes comprometidos con la causa. Por ese motivo existe una enorme deserción de militantes y un profundo descontento con la dirigencia regional. Desde Bogotá han impuesto y  mantenido, a toda costa, la dirección regional en cabeza de un anodino exsenador que nunca se preocupó por la región. Desde entonces ha sido un perdedor nato. Los resultados electorales confirman mi aseveración. Su amigo personal y socio Eugenio Silva Ruiz ofició como coordinador ilegitimo hasta la primera vuelta, y  para la segunda, tomó las de Villadiego y se pasó a las toldas del Pacto Histórico.

Aún más, nada quieren hacer para enmendar las continuas equivocaciones. Quienes recibieron el honor del partido, en lugar de unirse, lo convirtieron en un campo de egos y vanidades, al punto que muchas veces esos dirigentes terminaron apoyando candidatos de otras colectividades traicionando a los candidatos oficiales de  la organización.

¿Hoy qué es lo que tenemos? ¿Cuál es el panorama que se nos presenta? Total desolación: Por un lado, vemos a un excoordinador departamental refugiado en el Pacto Histórico. Un exsenador que siente la viudez del poder y pretende ser ejemplo de unidad, cuando siempre fue factor de división, un partido que no se mueve y si lo hace va al garete, perdió su rumbo, sin capitán ni timonel, una dirección nacional ausente, y a 14 meses vistos, unas elecciones para elegir gobernador, alcaldes, diputados, concejales y ediles con un partido ajeno, desahuciado y en cuidados intensivos. ¿Creen Uds. necesario que nos responsabilicemos y atendamos esa dolorosa situación si tomamos la decisión de vernos y reunirnos?

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