Carlos Yepes A.
El reciente anuncio de las disidencias de las FARC de organizar un nuevo bloque de acciones en el surcolombiano y las declaraciones de Otty Patiño, comisionado nacional para la paz, justificando esta macabra decisión, constituyen un “coctel mortal” para la región.
Cuando hablamos de Región Surcolombiana, nos referimos a una zona estratégica y fundamental dentro del contexto nacional. Se ubica al sur y al occidente de nuestro país, con una población de alrededor de seis millones de habitantes que representan el 14% del total nacional, comprende una extensión de 220.000 Km apróximadamente, conformada por 213 municipios cuya población en conjunto, en su mayoría es rural (54%). Esta región le aporta al PIB nacional cerca del 10%. Desde el punto de vista del orden público, es fundamental para la definición de la guerra en Colombia; si hablamos de narcotráfico, es estratégica por la presencia de los cultivos de uso ilícito y la posibilidad de ampliarlos a la selva amazónica y la cuenca del pacífico. En esta región se ubica el macizo colombiano, que es entre otras una de las ecorregiones estratégicas más importantes del país, ha sido denominado “Estrella Fluvial del Pacífico” y fue declarado como Reserva de la Biósfera por la UNESCO. Es estratégica en cuanto a oferta de recursos ambientales y petróleo.
Esta es la explicación que lleva a la disputa de este territorio, representamos el 20% del total del país, el surcolombiano es entonces apetecido y por ende influenciado como región por diferentes agentes externos quienes tienen marcados intereses en cada uno de estos procesos lícitos e ilícitos.
Entendido esto no podemos dejar de lado nuestra nefasta historia, el departamento del huila ha sido un referente de inseguridad desde hace muchas décadas, hemos sufrido todas las expresiones de violencia con las consecuencias muy bien conocidas por todo el país, valdría la pena por ejemplo recordar la influencia de la zona de distención, el secuestro masivo en el edificio de Miraflores y el secuestro del excongresista Gechem en pleno vuelo, para no hablar de masacres de los niños de Algeciras y las tomas indiscriminadas y crueles de varios de nuestros 37 municipios.
Hoy la historia pareciera estarse fraguando en contra nuestra nuevamente, hemos recibido numerosos informes, testimonios y denuncias ciudadanas que indican un aumento alarmante en la incidencia de delitos como homicidos, que han aumentado en un 30% en el último año, el hurto en un 24%, en diversas zonas del Huila, por no decir de los últimos atentados con explosivos en plena capital del departamento. La preocupación de la comunidad y las estadísticas disponibles reflejan una tendencia negativa que requiere una atención inmediata por parte de las autoridades competentes.
Si a esto le sumamos la conformación de un bloque de las disidencias, pues el panorama pasa de preocupante a grave y no queda más que concurrir al gobierno nacional para pasar del diagnóstico a la acción, nos visitó el ministro de defensa y el alto mando militar sin embargo se hace absolutamente necesario reaccionar ante este anuncio aumentando el pie de fuerza en al menos mil hombres entre ejercito y policía que se encarguen de contrarrestar este “perverso y macabro anuncio” como fue calificado el día de ayer en una constancia que el único senador de la región Carlos Julio González Villa tuvo a bien presentar ante la plenaria del Senado.
Nos unimos entonces a esta exigencia hecha el día de ayer por el senador donde hace un contundente llamado al gobierno y demás actores de los diálogos de paz para que estos se concreten, mostrando verdaderas señales y voluntad política real y objetiva, lo que incluye desistir de organizar en el Huila y los departamentos hermanos un nuevo bloque por parte de las disidencias.
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