Por: Felipe Rodríguez Espinel
La COP16 de Biodiversidad que se celebra en Cali no es solo un evento más en el calendario internacional. Para Colombia, representa una oportunidad sin precedentes de posicionarse como líder en la protección del medio ambiente y la biodiversidad a nivel mundial. Este encuentro, llega en un momento clave tanto para el planeta como para nuestra nación.
Colombia, hogar de aproximadamente el 10% de la biodiversidad del planeta, tiene mucho que ganar y que aportar en esta cumbre. Nuestra megadiversidad no es solo un motivo de orgullo nacional, sino también una responsabilidad global. Al acoger este evento, el país demuestra su compromiso con la causa ambiental y se posiciona como un actor clave en las negociaciones internacionales sobre biodiversidad.
El lema «Paz con la naturaleza» elegido por Colombia para esta COP16 no podría ser más acertado. En un país que ha sufrido décadas de conflicto armado, la conexión entre la paz y la protección del medio ambiente es innegable. La degradación ambiental y la explotación ilegal de recursos naturales han sido tanto causa como consecuencia de la violencia. Abordar estos desafíos de manera integral es fundamental para construir una paz duradera y sostenible.
La participación activa de los pueblos indígenas en esta cumbre es otro aspecto crucial. Colombia tiene la oportunidad de liderar el reconocimiento global del papel fundamental que juegan las comunidades ancestrales en la conservación de la biodiversidad. Sus conocimientos y prácticas tradicionales son invaluables en la lucha contra el cambio climático y la pérdida de especies.
Sin embargo, no podemos ignorar los desafíos que enfrenta el país al ser anfitrión de este evento. Las preocupaciones de seguridad en el Valle del Cauca y las amenazas de grupos armados ilegales son un recordatorio de la compleja realidad colombiana. El gobierno debe garantizar no solo la seguridad de los participantes, sino también demostrar su capacidad para implementar acuerdos ambientales en todo el territorio nacional.
La COP16 también representa una oportunidad económica. Atrayendo inversiones en proyectos de conservación y desarrollo sostenible, posicionándose como un destino líder en ecoturismo y biotecnología. Además, el énfasis en la distribución justa de beneficios de los recursos genéticos podría abrir nuevas vías para el desarrollo científico y económico del país.
Este evento es una plataforma para que Colombia demuestre su liderazgo en la protección de la biodiversidad, fortalezca su imagen internacional, y avance en sus propios objetivos de desarrollo sostenible y construcción de paz. El éxito de esta cumbre no solo se contará en los acuerdos alcanzados, sino en cómo aprovechamos esta oportunidad para catalizar cambios reales en su territorio y en la región.
El desafío es grande, pero el potencial de impacto es aún mayor. Colombia tiene la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en su historia, uno en el que la protección de la naturaleza y el desarrollo sostenible sean la base de un futuro próspero y pacífico. El mundo está mirando; es hora de que Colombia lidere con el ejemplo.