De 46,8 a 66,2 madres muertas por cada 100.000 nacimientos incrementó la tasa de mortalidad materna en el país, un retroceso de nueve años, de acuerdo con las cifras del Observatorio de Salud Pública y Epidemiología de la Universidad de los Andes y del Instituto Nacional de Salud que se cita en un reportaje sobre esta alarmante problemática en el periódico El Espectador.
De acuerdo con la publicación, y según los datos del Instituto Nacional de Salud, el aumento de los casos de mortalidad materna en 2020 tuvo un incremento del 38,4 por ciento se se hace la comparación con los del 2019. De esta forma se tiene que 414 mujeres gestantes fallecieron por complicaciones relacionadas en el embarazo, el parto y el posparto.
En el diario indicaron que la hemorragia obstétrica fue la causa más común de muertes de madres en el país con un 17,9 por ciento, seguido del trastorno hipertensivo asociado al embarazo con un 15,5 por ciento, y el dato revelador de que el 13,5 por ciento de esos decesos fue producto de neumonías asociadas al nuevo coronavirus sars-cov-2.
Los departamentos más afectados, reseñaron en El Espectador, con muertes por cada 100.000 habitantes fueron Amazonas con 284,9 decesos, Vaupés 177,3, Guainía más de 300, Chocó 285,9, Vichada 218, La Guajira 166 y Caquetá 118.
Recordaron en ese medio impreso que la mortalidad materna revela además el incremento de problemáticas sociales como la carencia de oportunidades, desigualdad económica, desigualdad educativa y dificultades a la hora de acceder a los servicios de salud.
En ese sentido indicaron que las mujeres indígenas eran las más afectadas, junto las residentes en las zonas rurales o beneficiarias del Sisbén. También tuvo que ver la disminución de las consultas prenatales, posiblemente por la reducción del personal de salud que las atendía, tras la pandemia.
Pero no es una situación que se estaría repitiendo en los países en vía de desarrollo, de acuerdo con una investigación de la revista The Lancet que citaron en ese artículo.
“El aumento observado en la muerte materna se basa únicamente en datos de los países de ingresos bajos y medianos. Sin embargo, nuestros hallazgos son particularmente preocupantes porque estas áreas ya soportan la mayor parte de la carga mundial de mortalidad materna”, explicaron.
También coincidieron en que la mortalidad materna está estrechamente ligada al nulo acceso a los servicios de salud por parte de las gestantes fallecidas, como también la reasignación del personal médico en los sistemas de salud para atender a los enfermos de covid-19.
Incluso, aunque las consultas prenatales se pueden llevar a cabo de forma virtual, en muchos casos el acceso a internet es limitado en países en desarrollo, lo que reveló una vez más la relación que hay entre la pobreza y la mortalidad materna.
“Sigue existiendo desigualdad de acceso (…) En los países de ingresos bajos y medianos, donde las consultas remotas son menos factibles, es posible que las personas simplemente pierdan la atención prenatal preventiva por completo”, citaron del artículo de The Lancet.
En ese estudio también se instó a que en los países en desarrollo se realicen más investigaciones sobre la mortalidad materna.
“Está claro que las personas embarazadas y los bebés han sufrido daños durante la pandemia y la comunidad académica, los proveedores de atención médica y los responsables de la formulación de políticas tienen la responsabilidad de aprender de ello”, concluyeron en el artículo de The Lancet, que citaron en El Espectador.