El sueño de hacer parte de unos Juegos Olímpicos ya comenzó para muchos de los deportistas colombianos, el que para algunos suena imposible de alcanzar y muchos más alzarse con una presea, no importa si no es de oro, lo importante es subir al podio de los mejores en cada una de las disciplinas.
Colombia en esta oportunidad llegó a Tokio con una delegación más bien pequeña, la mitad de la presentada en las últimas olimpiadas, pero eso sí con fichas claves que le puedan asegurar el escuchar el nombre de nuestro país retumbar en los momentos de gloria de los deportistas
Y ya al segundo día de competencia un colombiano, el pesista Luis Javier Mosquera, se colgó la primera medalla. De plata, pero que para él como a muchos de nuestros representantes ‘vale oro’, por el sacrificio que han tenido que llevar para ir escalando posiciones en el mundo del deporte. No solo sacrificios físicos, sino tener que dejar incluso a sus familias para alcanzar un sueño que los ayude a mitigar en muchos casos la pobreza.
Pero para el caso de Mosquera esta presea tiene un valor mayor, ya que es la segunda que consigue en una olimpiada, la primera fue bronce en Río 2016, lo que le imprime un mayor valor, porque si alcanzar una medalla es toda una hazaña, conseguir una segunda ese si es un logro mayúsculo.
Un premio a toda una vida, si tenemos en cuenta la corta vida profesional de los deportistas, y en el caso del colombiano que se inició en el levantamiento de pesas en su adolescencia y a los 15 años se alzó con su primer título cuando obtuvo el primer lugar en el Campeonato Panamericano de Halterofilia en la categoría Sub-15, hoy a sus 26 años aún le alcanza para proyectarse hacia las próximas olimpiadas en París 2024, cuando podría cumplir el sueño completo: Alzarse con el oro y sumar su tercer metal en las máximas justas deportivas.
Mosquera proviene de una familia de deportistas vallecaucanos y con este logró se haría acreedor a los premios que el Comité Olímpico Colombiano ha reservado para los deportistas que le entreguen medallas al país, que ojalá esta no sea la única, ni la última, porque en estos tiempos que nos ha tocado vivir en nuestro país, el triunfo de nuestros compatriotas son un aliciente para el espíritu y nos hace sentir el orgullo de ser colombianos, aún en medio de las adversidades.
