DESHOJANDO MARGARITAS
POR MARGARITA SUÁREZ
En nuestra época de juventud “comer pavo” era algo terrible. Significaba que en una fiesta te quedabas sentada porque ningún muchacho te sacaba a bailar. “Fulanita de tal comió pavo anoche”, decían las chismosas al otro día. “Yo sólo comí pavo en una canción, de resto bailé todo el tiempo”, comentaban algunas. Es que, en nuestra tierna edad de merecer, hace los años de upa, sólo los hombres podían sacar a bailar a las mujeres. Si no aparecía un galán que le estirara la mano y le pidiera dejar su silla para salir a la pista, uno se quedaba “comiendo pavo”. Claro que a veces ocurría que la jovencita se negaba a salir porque el muchacho no sabía bailar o simplemente no le gustaba y eso era súper vergonzoso para ellos. La ley de la compensación, jajaja. Pasando al tema culinario o gastronómico, que suena más elegante, en los hogares de Colombia está arraigada la costumbre de comer pavo en las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Con el boom de los supermercados, en diciembre se consigue a toda hora, pavo de todas las calidades. Antes, las personas de la cocina o las amas de casa, incluso los señores, los preparaban cosiendo el cuero con aguja e hilo, cocinándolo relleno al horno y luego partiéndolo en rodajas. Se sirve acompañado de ensaladas, arroz, papas al vapor o puré de manzanas. Algunas familias preparan otros menús con carne de pollo o de cerdo en rollo, pero casi siempre el pavo es el protagonista de las tradicionales cenas de Navidad y Año Nuevo. Según relata la historia, comer pavo en Navidad es una tradición que comenzó en Inglaterra, cuando el rey Enrique VIII lo consumió para celebrar el nacimiento de Cristo. Antes de que los pavos llegaran a Gran Bretaña en 1526, la gente comía gansos o cabezas de jabalí como sinónimo de festejo. Los mejicanos aseguran que la tradición tiene origen azteca y que posteriormente fue llevada a Europa por los conquistadores españoles. La tradición se arraigó debido a que por su gran tamaño rinde bastante, además su tiempo de engorde es menor al de otras aves. Su peso aproximado es de 10 kilos, suficiente para abastecer una familia. Incluso es común que dure días después de la fiesta navideña, dando pie a recetas a base de pavo. Una delicia y nos salva de estar cocinando.