Gloria Camargo
Colombia se encuentra en el noveno lugar en el ranking de combate a la corrupción en América Latina, según el Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción publicado por Americas Society y Control Risks. El informe evaluó a 15 países de la región y destacó la estabilidad del país, aunque también señaló debilidades en áreas como la sociedad civil, los medios de comunicación y la capacidad legal, lo que llevó a Colombia a descender una posición en comparación con el año anterior.
A pesar de este retroceso, el informe también destacó una mejora moderada en la categoría de democracia e instituciones políticas, lo que representa una tendencia positiva. Sin embargo, se resaltó que Colombia aún se encuentra por debajo del promedio regional en esta categoría.
Según el análisis realizado por las empresas responsables del estudio, el presidente de la República, Gustavo Petro, no ha logrado materializar su lucha contra la corrupción, una de las principales promesas de su campaña presidencial. El informe señaló que el gobierno ha enfocado su influencia política en otras prioridades, como la iniciativa de «paz total» y reformas reguladoras en sectores clave como la salud, el trabajo y las pensiones.
El panorama regional revelado por el informe es preocupante. Brian Winter, presidente de políticas de Americas Society, comentó que «el índice muestra lo que muchos de nosotros hemos percibido: los esfuerzos anticorrupción están perdiendo impulso en América Latina». Es fundamental que los países de la región redoblen sus esfuerzos para combatir la corrupción y fortalecer las instituciones democráticas.
La corrupción es un problema arraigado en muchos países latinoamericanos y representa un obstáculo para el desarrollo económico y social. Es necesario implementar políticas y medidas efectivas para prevenir, detectar y sancionar los actos de corrupción, así como promover la transparencia y la participación ciudadana en la gestión pública.
El informe del Índice de Capacidad para Combatir la Corrupción es una herramienta importante para evaluar el progreso y los desafíos en la lucha contra la corrupción en la región. Los resultados deben servir como un llamado de atención para los gobiernos y la sociedad en general, instándolos a redoblar los esfuerzos y trabajar juntos para construir un futuro más transparente y justo.