Por: Luis Alfonso Albarracín Palomino
La columna que escribì hace 8 días y que fue ampliamente difundida por el Diario del Huila y por las redes sociales, me generó una gran satisfacción por los comentarios positivos y otros que estaban en desacuerdo con mi escrito. Eso es normal. En un Estado Social de Derecho, como el que actualmente persiste en nuestro país, es válido que se presenten consensos y disensos cuando un columnista expresa su pensamiento sobre un tema muy álgido, como es el incremento mensual de la gasolina y que tiene a la población en un acelerado empobrecimiento como se reflejan en los indicadores económicos que periódicamente publica el Dane y los diferentes gremios económicos, que actualmente están reflejando un decrecimiento económico y una baja en la dinámica productiva del país, así las luminarias del equipo económico del alto gobierno no lo quieran aceptar.
Por tal motivo, voy a ser muy didáctico y fácil de conocer el impacto mensual de este combustible que utiliza mi vehículo. Lo afirmaba en dicho documento, se describieron cuantitativamente los efectos que afectan el bienestar general de mi vida y la de mis familiares, cuando el gobierno nacional, toma la decisión irracional de incrementarme el precio mensual de la gasolina. Tengo por disciplina llevar un control estadístico cuando acudo a la estación de servicio para llenar el tanque de gasolina a mi vehículo particular. He tomado este análisis desde que se posesionó el presidente Gustavo Petro Urrego, el pasado 7 de agosto de 2022. Con ello no quiero polemizar a través de sesgos ideológicos, ni tener contradicciones con los integrantes a los movimientos políticos afectos al gobierno nacional. Simplemente deseo analizar cómo estos aumentos sucesivos están disminuyendo mis ingresos y mi capacidad de compra, como sucede con los propietarios y conductores de vehículos y motociclistas que circulan diariamente por las vías nacionales.
Ha habido 12 aumentos de la gasolina desde que se posesionó el presidente Petro: Octubre de 2022: $200 ($8.000); noviembre de 2022 ($16.000): $200; diciembre de 2022: $200 ($24.000); enero de 2023: $400 ($40.000); febrero de 2023: $250 ($50.000); marzo de 2023: $360 ($64.400); abril de 2023: $400 ($80.400); mayo de 2023: $600 ($104.400); junio de 2023: $600 ($128.400); julio de 2023: $600 ($176.400); agosto de 2023: $600 ($176.400); septiembre de 2023: $400 ($192.400), para un total de $4.810 que corresponden al aumento del precio por galón de la gasolina.
De acuerdo con los anteriores registros verídicos, con estos incrementos irracionales, me han sacado de mi bolsillo un total $1.036.800, desde que se posesionó el presidente Gustavo Petro. Amables lectores, he dejado de consumir bienes y servicios por este valor. Las cifras que aparecen en paréntesis corresponden a los recursos que el gobierno nacional me ha esquilmado de mi bolsillo de manera mensual, por la torpe idea de utilizar este instrumento alcabalero para saciar las ansias de ampliar los gastos de funcionamiento del Estado, a costillas del parque automotor de 18.082.451 de vehículos registrados en el país a 31 de diciembre de 2022, ante el Registro Único Nacional de Tránsito – RUNT, de los cuales 10.937.652 son motocicletas; 6.948.593 corresponden a automóviles, camionetas, camiones, buses, busetas y volquetas.
Podemos deducir que el impacto sobre la economía colombiana es enorme, porque todos los propietarios de estos vehículos dejan de consumir bienes y servicios. Este fenómeno se ve reflejado en la disminución de las ventas comerciales en todas las actividades económicas del país. Los establecimientos comerciales y las empresas productores empiezan a ver disminuidas sus ventas, viéndose obligadas a reducir su personal y por consiguiente se empieza a generar una disminución de la demanda interna en el país. A su vez dejan de tributar al Estado, por lo cual puedo inferir que se están colocando en riesgo los ingresos tributarios en el corto plazo y es incierto el financiamiento del Plan Nacional de Inversiones, contemplado en el Plan Nacional de Desarrollo.
Además, así la crisis se refleja en los informes periódicos que promulga el Dane y los gremios de la producción que piden a gritos que se reoriente el accionar gubernamental para evitar una hecatombe, en el mediano plazo, sino se reorientan oportunamente los instrumentos de la política económica del país, en favor del bienestar de las familias colombianas.
