Por Luis Alfonso Albarracín Palomino
En el Congreso de la República se están debatiendo importantes iniciativas legislativas y gubernamentales que buscan transformar la normatividad en algunas áreas vitales para mejorar el bienestar de la sociedad colombiana. Por tal motivo quiero destacar el Proyecto de Ley que ha presentado el Senador Huilense, Carlos Julio González Villa por medio de la cual se incorpora a los Proyectos Educativos Institucionales, el componente de Competencias Socioemocionales en Colombia y se dictan otras disposiciones al respecto. Excelente iniciativa. En todas las Instituciones Educativas y universidades se presentan situaciones con los estudiantes que presentan alteraciones en su salud mental y que se le convierten en una papa caliente para los docentes y directivas de éstos, porque carecen de los instrumentos legales y cognitivos para abordar y prestar apoyo oportuno a los estudiantes que presentan estos comportamientos en su personalidad.
Las estadísticas oficiales reflejan una problemática grave para la población colombiana, especialmente para la niñez. De cada diez niños, 4,4 presentan síntomas relacionados con el deterioro de su salud mental; 190 niños según reveló la Procuraduría General de la Nación se suicidan al mes en Colombia. 258.990 niños durante los últimos 12 meses han consumido sustancias psicoactivas, de acuerdo con un Estudio Nacional de Consumo (SPA). La deserción escolar es preocupante: 473.000 niños abandonaron el sistema educativo. De acuerdo con la OCDE, Colombia se ubica en el puesto 10 entre 92 países en el ranking de violencia escolar, acoso ciberbullying y matoneo escolar.
Los anteriores datos estadísticos reflejan la gravedad de la salud mental que presentan las familias colombianas. El país necesita con urgencia adoptar medidas para prevenir y atender los crecientes problemas de salud mental que amenazan con convertirse de acuerdo con los expertos, en la próxima pandemia. Así de inquietante es la situación que ya desde antes del covid-19, se presentan rezagos importantes en este tema, tanto que la última encuesta de salud mental del Ministerio de Salud, realizada en 2015, ya revelaba que al menos el 10 por ciento de la población registraba alguna alteración que requería tratamiento, con el agravante de que solo uno de cada diez de ellos lo recibía de manera oportuna y suficiente.
La depresión, la ansiedad y la ideación suicida han aumentado de manera marcada en los adolescentes durante la última década. De igual manera, se ha incrementado el tiempo que los jóvenes gastan en línea; así lo expresan los investigadores Amy Orben y Sarah-Jayne Blakemore en un artículo de la revista Nature, donde se llega a una conclusión preocupante: claro que la exposición a redes sociales en la preadolescencia afecta la salud mental. En Colombia estamos muy mal preparados, tanto los padres como los maestros y la sociedad civil en general, para enfrentar los retos que la tecnología representa para la salud mental de los jóvenes. También para los tipos de personalidad que se están desarrollando en respuesta a los incentivos de los algoritmos.
Podemos seguir escribiendo sobre esta problemática que afecta el bienestar en las mayorías de las familias colombianas. Por eso quiere destacar la labor legislativa del exgobernador del Huila, Carlos Julio González Villa. Hay sido visible en su actuar como Congresista. La opinión pública lo vaticina el mejor Senador de la provincia. Su inteligencia y su dedicación para analizar y evaluar las soluciones que conduzcan minimizar el impacto negativo para nuestro bienestar, es digno a resaltar. Este proyecto de Ley da un salto cualitativo en materia de educación, salud mental y desarrollo humano. Se incorporan competencias socioemocionales en el modelo educativo colombiano, con el propósito de impactar y contrarrestar las dramáticas cifras de deterioro de salud mental de la niñez y la juventud colombiana.