Diario del Huila

Condiciones para una buena evangelización

Jul 2, 2022

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LA COLUMNA DE TOÑO

Por. P. Toño Parra Segura

padremanuelantonio@hotmail.com

Coherente con las exigencias del domingo anterior, para ser sus discípulos, Jesús ya en camino de Jerusalén los envía a evangelizar, es decir, a anunciar la buena noticia del Reino de Dios a todos los pueblos.

Es pues un mensaje del Evangelio dirigido hoy a todos evangelizadores: Obispos, sacerdotes, religiosos, catequistas, animadores cristianos, comunidades, delegados de la palabra y movimientos laicales. A través de las imágenes y alusiones propias de esa época, tenemos que descubrir el mensaje de Jesús para todos los cristianos.

Como prioridad para esta tarea se necesita “el envío”. Sin esto, toda la evangelización será pirata y no contará ni con la autenticidad, ni con la eficacia que Jesús promete.

Es lo que diferencia a la Iglesia de Cristo, de todo aquello que no lo es. San Pablo ya lo advertía: “la fe entra por el oído”, el oído necesita de la escucha y para que ésta se dé, tiene que haber palabra y esta palabra la da únicamente el que tiene poder para delegarla, es decir, Cristo y su única Iglesia. En asunto de mensajes es lo primero que se debe averiguar, dada la ambigüedad del lenguaje que se utiliza.

Jesús los envía, porque tiene la autoridad del Padre y les pone unas condiciones mínimas para la eficacia de la tarea. Los envía de dos en dos, para que su testimonio tenga el valor jurídico que pedía la ley (Dt. 17, 6; 19. 15). No es algo individual sino de una tarea en común de preparar el camino de Jesús y dar testimonio de Él: es la misión permanente de la Iglesia.

Se requiere en primer lugar de la oración, para que en el mismo camino resulten ayudantes y pregoneros de ocasión. El mismo camino resulten ayudantes  pregoneros de ocasión. El mismo Jesús tanto en la elección de sus apóstoles, como en estas circunstancias hace su oración al Padre, para que se cumplan las bellas peticiones finales de su oración sacerdotal.

Jesús propone una evangelización con medios pobres. Esto es indispensable, ya que, los destinatarios del Evangelio son en buena parte, marginados, desplazados, gente de los suburbios, matriculados en la escuela del descontento, de la desconfianza y del abandono. La gente ilustrada, acomodada, influyente y política de pronto imitan a los de Samaria, que no quisieron dar hospedaje por una noche a Jesús mientras caminaba a Jerusalén.

Se requiere en todos los evangelizadores el “montaje” de una evangelización simple, ágil, rápida, práctica y pobre para que brille más la fuerza de la oración y de la cruz, de la palabra y del testimonio de la comunidad, que la riqueza de los medios de acción.

Los discípulos no necesitaron de presupuesto, de estructuras, de formar macro-empresas religiosas. Su fuerza estuvo en crecer en la palabra y en aceptar los inconvenientes de toda itinerancia. Los van a rechazar, les van a dar con la puerta de frente, van a encontrar lobos y toda clase de enemigos. Pero al fin, vencerán porque Jesús siempre cumple las promesas para el que crea en su palabra y la dé con sencillez y paz. Serán mensajeros de paz y no de violencia ni de venganza. Cuando no encuentren espacios para la paz de Cristo, esa paz los realimentará para seguir adelante.

Y cuando les vaya bien que no se gloríen de los resultados externos, ni de sus poderes espirituales, les debe bastar que sus nombres según Éx. 32, 32 estén escritos en el libro de la vida para participar en el Reino de Dios.

Disponibles, alegres, de prisa, no hay tiempo ni para saludar a los amigos porque es urgente el anuncio del Reino. Todos debemos examinarnos para saber si estamos cumpliendo las condiciones que exige Jesús para la Nueva Evangelización del tercer milenio.

Además, quiero pronunciar unas cortas palabras de agradecimiento a todas las personas que con todo el amor del mundo se acuerdan de este humilde servidor de Cristo, puesto que, mañana estaré cumpliendo 92 años de vida, con toda la experiencia que el Señor me ha permitido adquirir para seguir ayudando en la extensión del Reino de Dios. A aquellas personas que son como mi familia y que me tienen siempre en sus oraciones, Dios las bendiga y la proteja siempre.

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