La confianza es imprescindible para el éxito de cualquier sistema. Un matrimonio se deteriora rápidamente cuando se rompe la confianza. Al igual es difícil gestionar empleados que no confían entre sí y que a su vez no confíen en sus líderes. Por el contrario, las empresas prosperan cuando los consumidores confían en sus marcas. La confianza permite la libertad de pensar, actuar y estar sin miedo al juicio.
La transparencia genera confianza. La transparencia, por definición, no significa nada que ocultar, incluso cuando se han cometido errores. La confianza y la transparencia van de la mano, y la construcción de éstas dos inician en la principal empresa que es el hogar. Por ejemplo, si un miembro de la casa traiciona los principios y valores de su familia, ¿podría verse reflejado éste mismo actuar en su trabajo o en sus estudios? u otra manera de decirlo es, ¿existiría alguna relación que ser infiel en su hogar es también ser corrupto en su organización? Las expectativas incumplidas dejan una estela de decepción. La confianza y la transparencia son vitales para construir y mantener una familia sana y un negocio sano.
Pero realmente estos dos valores deben ser intuitivos por la persona misma. Juan Pablo II decía que era necesario que los dirigentes de las organizaciones económicas, sociales, políticas y religiosas (de todo el mundo) comprendieran más la necesidad de una radical renovación personal y social que fuera capaz de asegurar justicia, solidaridad, honestidad y transparencia. (Párrafo 98, Encíclica Veritatis Splendor). Centrar los esfuerzos en lo anterior, sin duda ayudará a construir bases sólidas sobre que las generaciones futuras puedan asegurar el éxito en su negocio y en sus familias.
Recientemente, un candidato al senado de Argentina, Mario Cimadevilla, está proponiendo que los puestos públicos de ese país sean considerados dentro de la entrevista laboral o nombramientos una entrevista familiar, ya que esto generaría más compromiso de transparencia de los empleados y a su vez un compromiso de la empresa, especialmente el Estado con sus familias. En otros términos, es analizar la transparencia tanto desde la perspectiva del empleado como desde la empresa, donde no solo la empresa decide quienes son sus colaboradores, sino que los empleados también pueden decidir apartarse cuando sus virtudes se ven afectadas por el ambiente de la empresa. Una familia sana conlleva a una sociedad sana, aún más necesitada en nuestro país.