Diario del Huila

Conflicto de sentimientos

Feb 2, 2022

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Ayer en diligencias en la ciudad de Neiva, me encontré con unas colas interminables en papelerías en sectores populares, donde los padres de familia, hacían colas para comprar los útiles escolares a sus hijos para este periodo lectivo, que se supone, va a ser presencial, si no hay tanto terrorismo.

Si, digo terrorismo, porque el estado se ha dedicado a fomentar la cultura del miedo, para hacer terrorismo con las vacunas, hasta con los menores para ejercer su derecho fundamental a la educación.

Sus padres, cada día menos crédulos, sobre la bondad de esas vacunas, pero víctimas de las mismas, han decidido ante los anuncios del gobierno, mas no Fecode, que no les gusta trabajar, y el gobierno no hace nada para evitarlo, enviarlos a sus centros educativos, previa la compra de los utensilios para su aprendizaje, cree uno.

Inmediatamente ve ese espectáculo de responsabilidad paterna y familiar, tropieza con el otro sentimiento, de no volverse una inversión buena, sino convertida en mala para sus hijos, por el yugo a que está sometida la sociedad con Fecode, como dictadores y adoctrinadores de la mentira y del odio, hacia las nuevas generaciones.

Gran fraude al conocimiento y a la construcción de una sociedad mejor, cuando Fecode, se ha convertido en estafadores de la verdad, con recursos del estado, que cada día son más cuantiosos, por la debilidad y falta de jerarquía de un gobierno, que también estafó a sus electores, anunciando otras cosas diferentes a lo que hoy suceden.

Nuestro pais, es todo un desastre, porque la educación es un desastre; donde Fecode, de la educación, se ha convertido en partido político, teniendo como ideario la lucha de clases, el odio a los demás, el fraude hasta en las elecciones, líderes de la primera línea delincuencial de las ciudades, solo desastre, anarquía y corrupción.

Como decía mi apreciada alumna Karol Ibarguen. “La criminal izquierda imprime cartillas, libros, folletos con los que adoctrinan a nuestros jóvenes y niños, y nosotros, que tenemos documentada y con pruebas la historia real de las guerrillas y sus políticos, callados, permitiéndoles contar la historia al acomodo de ellos. Muy triste”.

Estas expresiones nos deben llevar a la conclusión, y entendamos que, mientras unos padres hacen esfuerzos inconmensurables para remitir a sus hijos a centros educativos para crecer en su formación, están pagando la futura desgracia de sus hijos y de la sociedad. Hasta allá llega la catástrofe.

Estamos pagando por anticipado el tsunami contra la verdad, para irnos al despeñadero del fracaso más rutilante, si no nos hacemos responsables de liquidar a los estafadores de nuestra educación.

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