Por: Aníbal Charry González
El exprocurador Fernando Carrillo como salida a la crisis social que venimos padeciendo, ha planteado como gran solución aglutinar a la ciudadanía alrededor de 10 propuestas básicas en lo social que serían sometidas a una consulta popular para que sirviera de mandato obligatorio al próximo Congreso y al próximo gobierno, con el fin de dar respuesta inmediata a los clamores de la ciudadanía que requiere ser atendida sin dilaciones como no lo está haciendo el incompetente y marrullero Gobierno de Duque, que está jugando con candela al desgaste de las protestas para no resolver nada de fondo, y de esta manera hacerle conejo a las justas peticiones de la ciudadanía.
La propuesta en la cual insiste Carrillo, no deja de ser ingenua e inútil para tratar de resolver la convulsionada situación que tenemos, generada por el mismo gobierno cuyas actuaciones sirvieron de detonante para la crisis, y yo diría que no es más que una botadera de corriente que le hace el juego al establecimiento como lo sabe el mismo exprocurador y la ciudadanía que ya comprobó con la consulta anticorrupción que logró casi 12 millones de votos para que fuera atendida por el infecto congreso que tenemos, que como lo he dicho reiteradamente se pasó literalmente por el centro del fundillo, por no decir una palabra más castiza, el mandato popular que no tiene ninguna obligatoriedad para el constituyente secundario, siempre que no convenga a sus desviados intereses que son los que representan realmente, y no los del pueblo que los eligió producto de un sistema político electoral igual de infectado que los elegidos.
Y no solo es inútil e ingenua la propuesta de Carrillo, sino contradictoria, porque afirma que el contrato social que debió aplicarse hace mucho rato para atender las demandas de la ciudadanía, se logró hace 30 años con la expedición de la Constitución, que no se ha cumplido simplemente por la falta de voluntad política de quienes nos han malgobernado para hacerlo realidad, por lo que, para qué se requiere que se haga otra consulta popular que nadie acata como pasó con la consulta anticorrupción , cuando no se cumple ni la misma Constitución que contiene todas esas reformas sociales que no se han querido hacer realidad, teniendo un Estado social de derecho diseñado apenas en el papel como casi todo lo que legislamos, acostumbrados a resolver estérilmente de un plumazo lo que no se quiere resolver de manera tangible.
Contrario a lo que propone Carrillo como respuesta inmediata a la crisis social insistiendo en que no es necesaria una asamblea constituyente , es que precisamente se hace necesaria su convocatoria pero limitada, para entregarle en forma directa el poder al constituyente primario para hacer las reformas que necesitamos, entre ellas al congreso, que insólitamente quedó controlado por este organismo contaminado que no atiende los mandatos el pueblo, que necesita además que se apruebe si le da la gana que se convoque un referendo o una asamblea constituyente, convirtiendo en una farsa la soberanía popular.
